El coronavirus que apareció en China en diciembre y que apenas lleva circulando tres meses ha causado un millón de casos y más de 50.000 muertos, lo que evidencia que los países no deben apresurarse a levantar las restricciones impuestas para controlar la transmisión del patógeno.
"Más de un millón de casos han sido reportadas a la OMS y más de 50.000 muertes", confirmó hoy el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una rueda de prensa virtual.
Desde hace días, las cifras diarias de nuevos casos oscilan entre los 50.000 y 80.000, un ritmo tan desenfrenado que el primer millón de casos se ha registrado apenas seis semanas después de que el paciente "cero" fuese ingresado en un hospital del norte de Italia, desde donde la expansión del virus en Europa y el resto del mundo se hizo imparable. Tres países arrastran la epidemia desde hace pocas semanas:
Estados Unidos (250.000 casos), Italia (119.000) y España (117.000), pero con tasas de letalidad que varían fuertemente entre ellos: 6.000, 14.600 y 11.000, respectivamente. Sobre las razones que explicarían las diferencias, la jefa de la unidad de enfermedades emergentes de la OMS, María van Kerkhove, sostiene que el perfil demográfico puede ser una de las explicaciones, con poblaciones de más avanzada edad en Italia y España.
Otra explicación es que "los sistemas de salud están trabajando bajo una presión gigantesca, el personal médico está exhausto, hay demasiados pacientes al mismo tiempo y en estas circunstancias está claro que desenlace puede ser peor", opina el director ejecutivo de la OMS para Emergencias Sanitarias, Mike Ryan.
Al comunicar este triste récord, la OMS optó por poner énfasis en que esta pandemia no sólo es una tragedia para la salud pública, sino también para la economía mundial y para cientos de millones de familias en el mundo que han perdido sus ingresos o ven peligrar sus empleos.
"Las restricciones que se han impuesto en muchos países han afectado los ingresos de muchas personas y sus familias, estamos en una difícil batalla para proteger las vidas y los medios de subsistencia de la gente", dijo el jefe de la OMS. Sin embargo, advirtió de que "si los países deciden levantar las restricciones muy rápido, el virus puede resurgir y el impacto económico puede ser todavía peor y más prolongado".
Por ello, pidió a los gobiernos que pongan en marcha planes para que la gente tenga acceso a alimentos y artículos esenciales, al tiempo que les recordó que la única manera de retornar a una vida normal es frenando la transmisión del virus.
Para subrayar que los responsables de la OMS son perfectamente conscientes del impacto económico de las medidas de confinamiento que afectan a la mitad de la población mundial, Tedros invitó a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, a unirse virtualmente a su comparecencia ante la prensa desde Washington.
La jefa de la institución financiera multilateral más influyente dijo que nunca en su historia el FMI ha visto una parálisis de la economía mundial como la que se está viviendo y que golpea mucho más a los países menos desarrollados. Más de 90.000 millones de dólares en capitales han abandonado las economías emergentes y en desarrollo a raíz de la crisis sanitaria.
Georgieva reiteró que la organización tiene una capacidad de préstamos que se eleva a un billón de dólares, del cual está dispuesta a utilizar "lo que haga falta para proteger la economía de los efectos de esta crisis", incluso mediante la movilización de asistencia financiera a los países más vulnerables.
Unos noventa países se han acercado a la ventanilla del FMI para manifestar su interés por acogerse a esa asistencia, que Giorgeva pidió que sea utilizada para reforzar la capacidad de los sistemas de salud y remunerar al personal sanitario que está afrontando en primera línea la pandemia.
Además de hablar del impacto del coronavirus en la salud y en la economía, Tedros dedicó una parte de su intervención a alertar sobre el aumento de la violencia doméstica que se está experimentando en muchos lugares y que tiene relación con el confinamiento.
"En la medida en que se pide a la gente que se quede en casa y todos permanecen más tiempo en contacto cercano, el riesgo de sufrir maltratos por parte de la pareja aumenta, así como el riesgo para los niños", dijo Tedros.
Los problemas económicas causados por el coronavirus o la pérdida de la fuente de ingresos aumentan el estrés en los hogares, mientras que el encierro implica que las mujeres tienen menos contacto con familiares y amigos que podrían brindarles consejo o protección.
"Pedimos a los países que consideren los servicios contra la violencia doméstica como parte de la respuesta al COVID-19", invocó el director de la OMS.