miércoles. 15.01.2025

La solución en Yemen, uno de los países más pobres en Oriente Medio, sigue atascada,  lejos de vislumbrarse algún tipo de avance hacia la paz parece que todavía el conflicto  se hace cada vez más intenso. 

El conflicto armado de Yemen comenzó en marzo 2015 después de que los rebeldes  hutíes, respaldados por Irán, se alzaran en armas contra el Gobierno reconocido  internacionalmente del presidente Abdo Rabu Mansur Hadi y tomaran la capital, Saná. 

La guerra civil en Yemen se agudizó después por la intervención militar de la coalición  árabe, liderada por Arabia Saudí, en apoyo de Hadi. 

Antes de la revolución de 2011, Yemen ya era uno de los países árabes más pobres de  la región, pero a raíz del conflicto la situación de hambruna se ha vuelto insostenible. 

Mientras tanto, civiles de todo el país y de todas las generaciones sufren las peores  consecuencias de esta guerra sin acceso a atención médica, alimento y condiciones de  vida digna que todo ser humano merece.

El uso indiscriminado de la violencia contra la población yemení, especialmente los  bombardeos aéreos sobre zonas donde vive población civil, es junto con la hambruna,  una de las principales denuncias de organizaciones. 

Entre otros objetivos, una de las máximas prioridades en el país árabe es detener la  hambruna, porque hay millones de personas que están a punto de sucumbir al hambre y a las enfermedades asociadas. 

La extraordinaria labor que lleva a cabo ACNUR (Agencia de Naciones Unidas para los  Refugiados), para salvar la vida tanto de las personas yemeníes desplazadas como de  las personas refugiadas y solicitantes de asilo, hace que todavía quede un hilo de  esperanza en la humanidad. No obstante no es posible cubrir todas las necesidades ni  brindar toda la ayuda para salvar vidas, debido a la falta de donaciones. 

En datos, se puede destacar que más de 20 millones de yemeníes requieren ayuda  humanitaria, mientras tanto, otros 4 millones de personas ya viven desplazadas dentro  de Yemen y otros tantos 7,4 millones de personas necesitan ya asistencia nutricional. 

La asistencia que proporciona ACNUR llega a las veinte provincias afectadas por el  conflicto. Trabajan duro para brindar protección, albergue y artículos de ayuda no  alimentaria. Además de ofrecer asistencia legal y financiera, así como apoyo  psicosocial, para ayudar a las personas afectadas por la guerra.  

También facilitan gran variedad de servicios de protección, como la prevención de la  violencia de género e intervenciones específicas que se enfocan en las mujeres y en la  niñez. 

Sin embargo, toda su labor no es suficiente, cada día se necesitan más donaciones para  seguir ayudando a toda la población civil. ACNUR está en el terreno brindando ayuda, pero no lo puede hacer solo. 

La pandemia del Covid-19 no ha hecho más que empeorar la situación, apenas la mitad  de las instalaciones de salud de Yemen funcionan a pleno rendimiento, sin duda el  COVID-19 es una amenaza mortal más en un país que enfrenta problemas tan graves. 

Ahora más que nunca, la población lucha por sobrevivir a la COVID-19 y al brutal  conflicto que les ha arrebatado el acceso a atención médica, alimento y condiciones de  vida digna, sin duda estamos ante el peor momento de esta crisis humanitaria que ya  ha sido catalogada como la más grave del mundo.

El conflicto de Yemen, la crisis humanitaria más grave del mundo, en el olvido