El detenido esta tarde como presunto autor de un atraco en un supermercado de la ciudad de Ourense, en cuyo interior efectuó varios disparos en un momento de afluencia de clientes, se ha negado a declarar por tales hechos, ha informado la comisaría provincial. En todo caso, permanece arrestado en la comisaría por delitos relacionados con robo con violencia, tenencia ilícita de armas, tentativa de homicidio y atentado a agentes de la autoridad, han señalado a Efe fuentes policiales, que describen la actitud del sospechoso de "errática".
El tiroteo en un establecimiento de la cadena de supermercados Mercadona en el barrio de As Lagoas tuvo lugar poco después de las 14:00 horas, cuando un individuo sacó del interior de la mochila que portaba una escopeta de caza y efectuó cuatro disparos impactando en el techo del establecimiento. Un policía de paisano y, en colaboración posterior por otro agente de la Policía Nacional, consiguió reducirlo. La Policía cree que su conducta errática hace pensar que su objetivo "no era apoderarse de la recaudación".
El hombre, de 35 años, sin antecedentes, y natural del País Vasco, accedió con una escopeta al interior del establecimiento y efectuó al menos seis disparos, uno en la zona de la bodega y otro en la cristalera del establecimiento y, además, portaba pólvora, cartuchos y gasolina. Posteriormente, según fuentes policiales, el individuo, al que identificaron como oriundo de Bilbao, se dirigió con un plátano y un cigarrillo a la línea de cajas, donde se tiró al suelo para que lo detuviesen.
El arrestado, de 35 años, residente en un edificio colindante al supermercado, sufría problemas psicológicos, añadieron las fuentes, y era un cliente habitual del supermercado. Por el momento, el sospechoso se niega a hablar y no muestra actitud de arrepentimiento aunque fuentes policiales han descartado la intencionalidad de matar. Fuentes policiales han indicado que se le intervinieron una escopeta de caza, que está a nombre de su padre, una mochila que contenía una caja con nueve cartuchos y una botella de refresco que contenía supuestamente gasolina.
Además, localizaron en un bolsillo 1.200 euros que previamente había cogido de una de las cajas registradoras que habían quedado desiertas. Respecto a la alarma surgida después de que algunos testigos indicasen que había entrado diciendo "Alá es grande", la Policía ha descartado una motivación religiosa o política detrás del incidente. Sobre este extremo, el agente policial, que trató de que el hombre depusiera el arma -una escopeta-, llamado este efectivo policial Carlos Pérez, precisó que le oyó decir algo "pero no era árabe", ha aclarado.
Así, relató que intentó conminarle para que depusiese la escopeta pero el hombre disparó primero contra un cartel que había en la zona de congelados. Posteriormente, el agente sacó el arma y el hombre le apuntó con la escopeta, por lo que se tiró al suelo.
En una nota posterior, la Policía Local aseguró que, a pesar de que el agente sacó su pistola particular y se identificó como policía, el hombre hizo caso omiso y "se dio la vuelta y efectuó un primer disparo hacia un cartel y girándose repentinamente un segundo disparo hacia el agente, impactando contra el cristal de la puerta corredera".
Una testigo de lo ocurrido, Elena Álvarez, afirmó que al principio pensó que era "una broma" y que no le dio "importancia" porque había visto a unos niños reirse y precisó que, al percatarse de lo ocurrido, huyó y se escondió en un almacén con otros trabajadores y clientes. La zona permanecía a última hora de esta tarde acordonada y el supermercado decidió cerrar sus puertas.