jueves. 05.12.2024

Apenas acababa de empezar la temporada y miles de feriantes se vieron atrapados por la pandemia del coronavirus lejos de sus casas primero, sin su modo de vida después, y hoy con la incertidumbre de cuándo podrán volver a ponerse en funcionamiento para, de ese modo, tener ingresos. Hay muchos casos y uno de ellos es el de unos feriantes de Benavente que permanecen atrapados en Verín.

 

Son cuatro familias que se encontraban de gira en tierras gallegas, en ese ayuntamiento de Ourense, coincidiendo con las fiestas de carnaval del pasado mes de febrero. Su intención era aprovechar el tirón de ese largo ciclo festivo y prolongar la estancia otro mes más para la fiesta de San Lázaro.

 

Pero el estado de alarma les pilló desprevenidos y cuando les fueron a avisar de que se suspendía toda actividad lúdica, ya era demasiado tarde para reaccionar, así que optaron por quedarse en una finca situada en la avenida de Laza, en el Hospital Comarcal verinés.

 

Desde el principio, cuentan, acumularon demasiada carga, la de la preocupación económica y el pesado material que estos trabajadores mueven en cada viaje: caravanas, tráilers, las atracciones de las verbenas, etcétera.

 

La intendencia es compleja. "Por ello no nos arriesgamos y decidimos quedarnos aquí, en una finca que nos cede un vecino de Verín", ha explicado a Efe Amalia, que trata de ver "el lado bueno y el lado malo" de tener que pasar la cuarentena confinados fuera de sus domicilios. El primero, la solidaridad.

 

El segundo, la economía que se resiente. Para ir a comprar salen por turnos, tapados con "pañuelos" con el objeto de evitar posibles contagios, dado "que si se contagia uno, nos contagiamos todos". El lugar está cercado por una valla metálica y los niños tienen espacio donde corretear y jugar al aire libre, algo acorde con la existencia itinerante de un colectivo que se ha quedado, de momento, sin opciones de volver a su hogar.

 

En medio de esta monotonía, efectivos de Protección Civil y de la Guardia Civil de la localidad les dieron una sorpresa al desplazarse hasta allí para cantarle el cumpleaños feliz a una de las pequeñas de la cuadrilla, Silvana, que aplaudió.

 

Con las atracciones apagadas y guardadas, la principal preocupación de estas cuatro familias, que aparte de niños tienen también con ellos a parientes de avanzada edad, es saber cuándo podrán retomar su actividad, en un año que dan ya "por perdido".

 

"Teníamos varias ferias pagadas y ese dinero ya no te lo devuelven", lamentan estos feriantes, que ven "un poco crudo su futuro", sin ferias al menos hasta verano. Y "los recibos y facturas los tenemos que pagar igual", observa Amalia.

 

La esperanza para este sector, que según estadísticas oficiales agrupa a 40.000 persona en toda España, es que en el período estival se pueda levantar el veto. Confían, aunque de momento no lo ven claro, puesto que dudan de que vayan a permitirse grandes aforos. "Así las cosas, no queda otra más que tirar hacia adelante, un día lloras y otro ríes", reflexiona Amalia que, resignada, concluye: "Es lo que hay".

Feriantes atrapados por la pandemia: "Sin ferias, lo vemos todo crudo"