sábado. 20.04.2024

Jessica Méndez, la joven de 29 años asesinada en Barro (Pontevedra), presuntamente por un hombre que llevaba una larga temporada acosándola, había cambiados de hábitos debido a esos episodios de asedio.

Así, según han indicado a la prensa sus amigas, la víctima había instalado cámaras de seguridad en su domicilio y había cambiado de teléfono para protegerse de José Eirín, el varón de 41 años que ha ingresado en prisión acusado de la muerte de la chica.

Él conducía, según los investigadores, el coche que embistió al vehículo que manejaba la víctima, que falleció el pasado viernes como consecuencia de las heridas que sufrió tras el impacto.

Este hombre, añaden los círculos próximos a la muchacha, "estaba obsesionado con ella" y explican que el acoso que sufría Jessica "no tiene nombre".

"Vivía totalmente condicionada", han asegurado sus íntimos, que llegaron a pensar que la situación se calmaría cuando Jessica se mudó a otro municipio para vivir con su pareja.

José Eirín ya había sido denunciado por rajar las ruedas del coche del padre de la joven, según confirman fuentes de la investigación que, sin embargo, insisten en avanzar en las pesquisas para dictaminar si finalmente la instrucción del caso deriva hacia la violencia machista.

Sea como sea, los allegados de la joven reiteran que "queremos que José Eirín pague con la pena máxima por arrancarnos lo que más queríamos en nuestra vida".

Jessica era, recuerdan todos ellos, "una chica súper alegre y que siempre tenía una sonrisa en la boca", una mujer trabajadora que se caracterizaba por ser "muy cariñosa y dedicada a todas las personas que la rodeaban".

"Tenía toda la vida por delante y unos planes de futuro que le han arrebatado de la manera más cruel", sentencian sus amigos y familiares, que lamentan que "nunca más la vamos a recuperar, nunca más podremos ver su sonrisa ni escuchar su voz".

El Ayuntamiento de Barro, al respecto de este suceso, ha exigido que las autoridades realicen una investigación "exhaustiva" que "vierta luz" sobre un caso que, según entienden, "va más allá de un accidente de tráfico".

"Desgraciadamente, la vida de Jessica Méndez ya no se puede devolver, pero su familia, seres queridos y toda la sociedad, necesitan que se esclarezcan todas las causas", han señalado desde el gobierno municipal.

La asesinada en Barro había puesto cámaras y cambiado de teléfono por acoso