viernes. 29.03.2024

Familias de los 21 muertos en el naufragio del arrastrero Villa de Pitanxo el 15 de febrero en la isla de Terranova (Canadá) están a la espera de que el juzgado de Marín, la villa en la que radica el puerto base del buque congelador, asuma este caso para poder personarse.

María José de Pazo, hija del jefe de máquinas, Francisco, uno de los doce fallecidos cuyo cadáver no ha sido localizado, ha dicho a Efe que los escritos enviados hace dos semanas para ser parte de la causa no han podido ser tramitados, algo que se les comunicó el miércoles vía providencia, porque el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno siguió el criterio de la Fiscalía y consideró que la competencia no era de la Audiencia Nacional.

El Ministerio Público ve indicios de al menos 21 delitos de homicidio por imprudencia grave y contra los derechos de los trabajadores. Los enrolados eran 24, hay tres supervivientes y son nueve los cuerpos que han podido ser localizados.

El magistrado Moreno explica en su auto que los tratados internacionales reconocen la soberanía y el ejercicio de la jurisdicción penal al Estado del pabellón del buque, que supone una extensión extraterritorial de la soberanía, con el fin de evitar lagunas competenciales en alta mar.

El naufragio llegó a la AN tras una denuncia de la Guardia Civil de Pontevedra que interrogó a los únicos que pueden contar esta tragedia después de que el marinero del sur de Ghana Samuel Kwesi Koufie diese una versión sobre el hundimiento que en nada coincide con la de una parada repentina del motor principal relatada por el patrón, Juan Padín, y su sobrino Eduardo Rial.

Este ciudadano africano, que para sorpresa de todos tomó la palabra en una protesta celebrada el domingo y pidió que se baje al pecio para tener pruebas objetivas que corroboren su testimonio, al principio sí relató que por ese supuesto fallo el barco se había quedado a merced de las olas y que el capitán había dado la orden de subir al puente.

No obstante, posteriormente contó que las maquinillas que recogen el aparejo eran las que habían dejado de funcionar, provocando la escora, y que varios pidieron a Juan Padín que soltase todo pero que éste se había negado. También afirmó que no hubo tal mandato de vestirse la ropa térmica.

Kwesi explicó que si al principio no había dicho la verdad era por las presuntas presiones recibidas tanto por parte tanto del patrón como del armador, Pesquerías Nores.

María José de Pazo señala que esa situación de todas las miras puestas sobre Samuel era "vox populi" y que la justicia dirimirá las responsabilidades correspondientes, por ser el ámbito en el que ha de hacerse.

De Samuel indica que fue a todos los entierros y que tuvo charlas con parientes de la marinería. Con el patrón y su sobrino, afirma esta mujer, no han podido hablar.

Julio Torres, patrón de la iglesia evangélica de Marín y amigo íntimo de Samuel, ha dicho este viernes a Efe que Kwesi "habló con el corazón" en la concentración del fin de semana en la villa marinense.

Desde entonces, sigue con su tratamiento psicológico y a disposición de lo que la justicia reclame. Torres indica que no sabe si Kwesi va a volver al mar, "al menos a ese tipo de mar", y que tiene formación como soldador.

Samuel no ha podido viajar a Ghana todavía y no conoce al menor de sus hijos, salvo por videollamadas.

La Fiscalía sospecha que la primera declaración de Kwesi puede no ajustarse a la realidad y cuestiona la versión de Padín, que aseguró que la tripulación se había puesto el equipo de salvamento, mientras que el marinero Koufie indicó que sólo lo llevaban él y su sobrino, un hecho "corroborado con la realidad" de que ni este tripulante ni ninguno de los fallecidos encontrados lo tenía puesto.

Además, la Fiscalía cree que la velocidad del Villa de Pitanxo, instantes antes de su hundimiento, "suscita dudas acerca de la versión del capitán" sobre la parada de los motores por avería como causa determinante de la escora y posterior naufragio.

Con todo, según el informe de la Fiscalía, recogido en el auto, el capitán Juan Enrique Padín defendió que sobre las 4:00 horas se paró el motor, lo que, dadas las condiciones meteorológicas, determinó la entrada de agua por la aleta de babor ocasionando cada vez mayor escora por babor.

Manifestó que ordenó el abandono del buque previa colocación del traje de supervivencia y el chaleco salvavidas y que hizo la llamada de emergencia. Según los datos técnicos, eran las 4:24 horas.

Después, ya con todo colocado, prosigue su relato, se dispusieron al arriado de las balsas por babor y estribor.

Su sobrino, Eduardo Rial, relató que el buque estaba virando poco a poco y se paró el motor, que empezó a entrar agua por el costado de babor y a escorarse y que el capitán dio la señal de abandonar el buque. Entonces, recogió el traje de supervivencia y el chaleco, con el Villa de Pitanxo prácticamente hundido.

Pesquería Nores y la aseguradora Maphre habían solicitado, como muchas de las familias, personarse en la causa, antes de que la investigación fuese derivada a Marín. Ahora, en último caso, si el juzgado no aceptase el encargo, el Tribunal Supremo tendría que decir de quién es la competencia.

Las familias del Pitanxo esperan que el juzgado asuma el caso para personarse