La presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, aseguró que no quiere "disculpas ni las admito" del concejal del Partido Popular de Moraña que la insultó a través de Facebook llamándola "mala zorra". "No quiero disculpas ni llamadas. Solo quiero que el PP tome decisiones para acabar con estos comportamientos", señaló Silva tras inaugurar en el Museo de Pontevedra una exposición para concienciar a la sociedad sobre la "lacra" de la violencia machista.
Carmela Silva reiteró que las disculpas "no son suficientes" cuando se "agrede" a las mujeres, ya que recordó que esas conductas "forman parte del círculo del terror" de la víctimas de la violencia contra la mujer. "Las mujeres son agredidas física o verbalmente, al día siguiente les piden perdón y después las vuelven a agredir", lamentó la presidenta de la Diputación, que se mostró "enfadada" y "harta" de este tipo de comportamientos.
Tras insistir en que la violencia machista debe tener un "coste grave", Carmela Silva manifestó que la dimisión del edil del PP que la insultó en Facebook era "obligada", ya que "no quedaba otra" al venir especialmente esta "agresión de tal calado" de un cargo institucional que "tiene la obligación" de defender a la mujer y luchar en favor de la igualdad. Pero Silva afirma que "reclamo más" y pidió su expulsión del partido y que la propia alcaldesa de Moraña, María Luisa Piñeiro, adquiera "responsabilidades" por ser "cómplice" de estos insultos, al respaldar estas "barbaridades".
"No se puede quedar en la sombra", dijo la presidenta de la Diputación, a la que sorprendió "negativamente" la postura de Alberto Núñez Feijóo y de "mujeres del PP" ante esta agresión verbal recibida del concejal popular. "El PP tiene que hacerse mirar seriamente estos comportamientos machistas", enfatizó Carmela Silva, que aseguró no hablar por ella porque "tengo voz y me puedo defender" sino por las mujeres que "viven en silencio las agresiones que padecen".
"Estamos hartas. Esto no puede continuar", apostilló Silva, que reclamó a los populares que "cesen" en esta campaña de "violencia verbal" que iniciaron en la corporación provincial que "tiene esto como consecuencia" y que forma parte, dijo, de una "forma de entender la vida y la política que tiene que terminar".
