domingo. 23.03.2025

Un reciente estudio publicado en la revista Cell Metabolism ha reabierto el debate sobre los efectos del aspartamo en la salud cardiovascular. Investigadores del Instituto Karolinska de Suecia han identificado que este edulcorante artificial, ampliamente utilizado en refrescos dietéticos y productos sin azúcar, podría influir en los niveles de insulina y contribuir a la acumulación de lípidos en las arterias, lo que aumentaría el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

¿Qué dice la investigación?

El estudio, liderado por Yihai Cao, se originó a partir de una observación cotidiana: al ver a un estudiante consumir un refresco ‘light’, el investigador planteó la posibilidad de analizar sus efectos en la salud vascular. Para ello, el equipo alimentó a ratones con una dieta que incluía un 0,15 % de aspartamo, una cantidad equivalente al consumo humano de tres latas de refresco dietético al día. Tras tres meses, los roedores mostraron niveles elevados de insulina y placas arteriales más grandes con mayor contenido graso, ambos factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares.

Los hallazgos sugieren que el aspartamo, al ser 200 veces más dulce que el azúcar, podría engañar a los receptores del cuerpo, provocando una mayor liberación de insulina y desencadenando respuestas inflamatorias asociadas con la arterioesclerosis. Además, se identificó un vínculo con la señal inmunitaria CX3CL1, que podría jugar un papel clave en la inflamación y el desarrollo de placas arteriales.

Un tema de debate en la comunidad científica

Pese a la relevancia de estos resultados, los propios investigadores advierten sobre la necesidad de interpretar los datos con cautela. Rafael Urrialde, profesor en la Universidad Complutense de Madrid, señala que los modelos animales pueden no ser completamente extrapolables a humanos debido a diferencias en la adaptación metabólica.

Por otro lado, organismos como la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) han evaluado repetidamente el aspartamo, considerándolo seguro para el consumo. Incluso después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo incluyera en su grupo 2B de posibles carcinógenos en 2023, la EFSA mantuvo su posición, indicando que la evidencia aún es limitada.

¿Qué sigue en la investigación del aspartamo?

El equipo de investigadores del Instituto Karolinska planea llevar a cabo estudios adicionales en humanos para verificar si estos efectos se replican en personas. También explorarán si la señal CX3CL1 podría ser un objetivo terapéutico para enfermedades crónicas como el accidente cerebrovascular, la artritis o la diabetes.

En un mundo donde los edulcorantes artificiales están presentes en una gran variedad de productos, comprender sus efectos a largo plazo en la salud es crucial. Mientras tanto, los expertos recomiendan un consumo moderado y equilibrado, priorizando siempre una alimentación basada en productos naturales y mínimamente procesados.

El debate sobre el aspartamo: un edulcorante en la mira de la ciencia