sábado. 22.03.2025

El glaucoma es una de las principales causas de ceguera en el mundo y afecta a más de un millón de personas en España, aunque aproximadamente la mitad desconoce que lo padece. Se trata de una enfermedad ocular que daña progresivamente el nervio óptico debido al aumento de la presión intraocular, lo que puede provocar pérdida irreversible de visión si no se detecta y trata a tiempo.

  1. ¿Cómo se desarrolla el glaucoma?
  2. Factores de riesgo y síntomas
  3. Prevención: la clave para evitar daños irreversibles

¿Cómo se desarrolla el glaucoma?

En el interior del ojo, un líquido llamado humor acuoso se renueva constantemente. Sin embargo, cuando el drenaje de este fluido no se realiza correctamente, la presión ocular aumenta, afectando el nervio óptico y reduciendo progresivamente el campo visual.

Existen dos tipos principales de glaucoma:

  • Glaucoma de ángulo abierto: evoluciona lentamente y sin síntomas evidentes en sus primeras fases, afectando progresivamente la visión periférica.
  • Glaucoma de ángulo cerrado: provoca un aumento repentino de la presión ocular, acompañado de dolor intenso, visión borrosa y halos alrededor de las luces.

Factores de riesgo y síntomas

El glaucoma puede afectar a cualquier persona, pero ciertos factores aumentan su probabilidad:
Edad: mayor riesgo a partir de los 40 años.
Antecedentes familiares: componente genético significativo.
Presión ocular elevada: uno de los principales indicadores de riesgo.
Enfermedades asociadas: diabetes o problemas cardiovasculares pueden influir.
Miopía o hipermetropía: ciertas irregularidades en el ojo favorecen su desarrollo.
Uso prolongado de corticoides: puede desencadenar glaucoma secundario.

Los síntomas aparecen generalmente en etapas avanzadas e incluyen:
🔹 Pérdida gradual de la visión periférica (ver "como a través de un túnel").
🔹 Dificultad para adaptarse a la oscuridad.
🔹 Visión borrosa y halos luminosos.
🔹 Dolor ocular y enrojecimiento en casos más severos.

Prevención: la clave para evitar daños irreversibles

Dado que el glaucoma no presenta síntomas en sus fases iniciales, los especialistas de General Optica recomiendan controles periódicos para detectarlo a tiempo. Las estrategias clave para prevenir sus consecuencias incluyen:
🔹 Medición de la presión intraocular con tonómetros especializados.
🔹 Exámenes de imagen como la retinografía para evaluar el estado del nervio óptico.
🔹 Revisiones oftalmológicas regulares, especialmente en personas con factores de riesgo.

“El glaucoma es una enfermedad silenciosa, pero su daño puede ser permanente si no se detecta a tiempo. La prevención y el seguimiento regular son esenciales para preservar una buena salud visual”, explica José Ramón García Baena, óptico-optometrista de General Optica.

Un diagnóstico temprano permite actuar a tiempo y evitar una pérdida de visión irreversible. Cuidar la salud ocular con revisiones periódicas es la mejor forma de prevenir el glaucoma y sus consecuencias.

Glaucoma: una enfermedad silenciosa que requiere prevención y control