Un grupo del Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas de la Universidad de Santiago de Compostela (CiMUS) ha identificado nuevos biomarcadores de cardiotoxicidad en pacientes con cáncer de mama.
Este hallazgo ha sido el tema central de la tesis de doctorado defendida por María Cebro Márquez y ofrece una mejor caracterización del paciente oncológico a las terapias potencialmente tóxicas; permite prevenir y minimizar los efectos adversos, optimizar su manejo, garantizar una mayor calidad de vida, así como describir nuevas dianas terapéuticas, indica la institución académica en un comunicado.
Según recuerda este grupo de investigadores, el cáncer de mama es el más prevalente en las mujeres en todo el mundo.
Si bien los avances tanto en el diagnóstico como en el tratamiento precoz en las últimas décadas han propiciado un aumento gradual de las tasas de supervivencia y de esperanza de vida, también se han puesto de manifiesto los efectos nocivos a largo plazo asociados al tratamiento.
La cardiotoxicidad es una de las complicaciones más comunes asociadas al tratamiento con quimioterapia, de modo que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte entre los supervivientes de cáncer.
La predisposición a padecer esta dolencia obedece a múltiples causas y puede condicionar el acceso a un tratamiento adecuado a costa de un peor pronóstico en el proceso oncológico, relatan los investigadores del CiMUS.
El objetivo del trabajo de María Cebro, supervisado por Ricardo Lage, Isabel Moscoso y José Ramón González Juanatey, ha consistido en evaluar las diferencias individuales en el perfil de expresión de miRNAs y en los niveles de adipokinas circulantes, así como con los parámetros ecocardiográficos, que permiten una mejor caracterización del paciente oncológico sometido a terapias potencialmente cardiotóxicas.
"Nuestros resultados muestran diferencias específicas, tanto en la expresión de miRNAs coma en los niveles de adipokinas circulantes que, en conjunto con los parámetros ecocardiográficos, podrían explicar la diferente susceptibilidad a desarrolla cardiotoxicidad y señalan las vías que podrían estar implicadas abriendo la puerta a la identificación de nuevas dianas terapéuticas", según apunta María Cebro, autora de la investigación.
