La tesis doctoral, 'Programa de atención al infarto agudo de miocardio con elevación de segmento ST en el área centro de Galicia' con la que Ana Belén Cid Álvarez, cardióloga en el CHUS, se ha incorporado al Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS) pone el foco en la necesidad de impulsar el “diagnóstico precoz” en este tipo de infartos.
Dirigida por el doctor José Ramón González Juanatey, coordinador del área de Inflamación del IDIS, la tesis analiza más de 2.000 pacientes atendidos en el Área Sanitaria compostelana durante una década (2008-2018) con infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST ( IAMCEST) sometidos la terapia de reperfusión urgente, incidiendo en la necesidad de una mayor educación sanitaria para lograr un diagnóstico precoz.
A pesar de que, según los datos del Instituto Gallego de Estadística, la incidencia de este tipo de infarto “se mantiene estable y la mortalidad por enfermedad cardiovascular va disminuyendo progresivamente en este período”, sigue siendo la primera causa de muerte en la población gallega sucesiva de las enfermedades neoplásicas.
Los hallazgos más relevantes de este trabajo revelan “una media de tiempo desde el inicio de los síntomas al primer contacto médico superior a la esperada”, lo que motiva la realización de un análisis para buscar los factores que explican este retraso tanto dependientes del individuo como de su entorno.
En este análisis se revelaron como determinantes, independientes de mayor retraso en solicitar ayuda, la edad, el sexo femenino, no tener antecedentes de cardiopatía isquémica, no establecer el contacto a través del 061 y el nivel educativo.
Así, se determinó que el 32 por ciento de los pacientes contacta directamente con el Servicio de Urgencias del CHUS, un 31,5 por ciento en atención primaria y solo un 23,5 por ciento llama al 061, “a pesar de que el primer contacto con el 061 demostró ser la forma más rápida y segura de atención en pacientes que sufren un infarto”.
En relación a los tiempos dependientes del sistema, es decir, desde que el paciente contacta con el sistema sanitario hasta que se realiza la reperfusión o apertura de la arteria responsable del infarto, “se encuentran dentro del rango especificado como ideal por las guías de práctica clínica, aunque se han detectado retrasos superiores en áreas concretas”.