La Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera “la epidemia del siglo XXI” al observar que las tasas de sobrepeso y de obesidad han alcanzado niveles epidémicos en el continente europeo. La obesidad ya se cobra más de 1,2 millones de muertes al año en Europa, lo que representa la causa del 13% de los fallecimientos. Según sus estimaciones, casi el 60% de los adultos y uno de cada tres niños en edad escolar presenta exceso de peso u obesidad en la región. Es por ello que advierten que, de no tomarse medidas urgentes, esta tendencia seguirá en alza.
"Ninguna nación europea está en vías de alcanzar el objetivo de frenar el aumento de la obesidad que se fijó para 2025", alertó Kremlin Wickramasinghe, responsable de la Oficina de la OMS en Europa para la Prevención y el Control de Enfermedades no transmisibles (NCD).
España no es la excepción. El informe Pasos 2022 llevado a cabo por la Fundación Gasoil alza las alarmas sobre las preocupantes cifras de obesidad infantil en España. El informe revela que el 21,6% de los niños son obesos, mientras que el 11,8% tienen sobrepeso. Esto ubica al país en el quinto puesto en Europa con mayor tasa de obesidad y sobrepeso infantil.
Hablar de cifras es importante, pero lo más urgente es poner el foco en la prevención. Después de todo, no hay que perder de vista que tanto el sobrepeso y la obesidad, como las enfermedades no transmisibles vinculadas, pueden, en su mayoría, prevenirse. La pregunta es cómo y la respuesta no es simple ya que involucra diferentes actores y responsabilidades.
Por un lado, se requieren políticas públicas que favorezcan entornos favorables para que los individuos tengan acceso a una dieta asequible y saludable. Conseguir que la dieta más saludable sea la de más fácil acceso es todo un desafío. Para empezar, no todos suelen estar de acuerdo en qué es una dieta saludable. Mucho menos en cómo promocionarla. La ejecución de políticas basadas en pruebas científicas es un punto de partida esencial para abordar la problemática de manera objetiva.
En este contexto, también es fundamental el compromiso de la industria alimentaria de promover dietas saludables. Esto a través de la mejora en las recetas de los productos que ofrecen, asegurando la comercialización de opciones saludables y nutritivas. Por último, pero no menos importante, están las decisiones individuales que están fuertemente determinadas por el plano social.
Este panorama obliga a encontrar soluciones, pero sobre todo a salir de lo conocido y convencional para darle un nuevo enfoque a esta problemática. Sobre todo teniendo en cuenta las preocupantes “herramientas” para combatir la obesidad que están ganando terreno en todos los planos.
En el ámbito privado, están ganando cada vez más visibilidad las medicinas presentadas como “mágicas” para perder peso. “La droga de Hollywood”. Se trata de fármacos que se comercializan bajo distintas marcas más o menos conocidas como Ozempic, Wegovy o Mounjaro. Inicialmente desarrolladas como medicinas para personas con diabetes tipo 2, estas drogas se han rebautizado como alternativas para perder peso. Demás está decir que estos fármacos están lejos de ser herramientas útiles para reducir las tasas de obesidad y sobrepeso.
Mientras tanto, en el ámbito público las cosas tampoco van tanto mejor. Una política que, en principio apuntaba a ayudar a los consumidores a seguir una dieta saludable a través de la elección de productos saludables, ha acabado por ser una decepción. Se trata del sistema NutriScore que pretende simplificar con letras y colores la información nutricional en la parte delantera de los envases de alimentos. Por el contrario, el modelo acaba confundiendo a los consumidores al otorgar etiquetas penalizantes a productos de alta calidad nutricional como el aceite de oliva.
Sin embargo no todo es blanco o negro. Así como hay herramientas que no llevan a nada, la innovación bien aplicada da lugar a soluciones que parecen prometedoras. Recientemente, el centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) ha presentado un proyecto que estudiará la obesidad y el sobrepeso para así encontrar formas de prevenir ambas enfermedades. EprObes, cuenta con una financiación de 10 millones de euros, gracias a los cuales los investigadores podrán investigar biomarcadores y factores de riesgo, para así dar con un pronóstico y una intervención en las fases tempranas.
En el marco de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea, el ministro de Sanidad, José Miñones, prometió hacer de la protección de la infancia y de la juventud, sobre todo en lo relativo a la obesidad, una prioridad. Entre las iniciativas puestas en marcha para alcanzar este fin, el Ministro ha destacado el programa “Patios Abiertos-En Plan Bien”. Se trata de una estrategia que forma parte del Plan Estratégico Nacional para la Reducción de Obesidad Infantil y que busca impulsar, a través de la actividad física, una alimentación sana, acompañada de bienestar emocional y descanso.
Si algo queda claro es que se requieren políticas públicas razonables y coordinadas, como así también campañas de concientización para derribar mitos y educar a la población sobre los graves riesgos ligados a estas enfermedades y cómo poder hacerles frente.