viernes. 29.03.2024

El arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, ha señalado hoy que jamás se sospechó del electricista Manuel Fernández Castiñeiras, acusado y juzgado por el robo del Códice Calixtino y de mayúsculas sumas de dinero, porque no había nada "evidente" que llevase a recelos sobre su comportamiento. "¿Por qué Castiñeiras fue capaz de esos hechos? Es muy difícil de explicar. Era un hombre de confianza en la Catedral", ha señalado Barrio en una entrevista concedida hoy a la Radio Galega, y ha apuntado que con posterioridad a unos hechos como los acontecidos "siempre es fácil hacer deducciones", pero en aquel momento no había nada en él que crease alarma.

 

"Mi posicionamiento siempre ha sido el de confiar en las personas. Confiar no es un delito", ha subrayado el arzobispo, y ha indicado, acerca de los dos millones de euros requisados en las propiedades de este profesional que trabajó en el templo siempre como autónomo, que en la Catedral "entra mucho dinero, pero también hay muchos gastos" por los trabajadores y el propio mantenimiento. "Si fueron treinta años presuntamente" apropiándose de dinero, ha reflexionado, se puede llegar a esa cantidad. No obstante, ha dicho que hoy todo está fiscalizado, "con una contabilidad", puesto que "hay que dificultar las cosas, pero igual es imposible" evitar que otro hurto vuelva a ocurrir. Aún así, "las medidas hoy son disuasorias y hay mucha más seguridad".

 

Fernández Castiñeiras estuvo interno en el centro penitenciario de Teixeiro (A Coruña) desde julio de 2012 hasta enero de 2013 y está incriminado en dos delitos de robo con fuerza, uno de ellos continuado; otro contra la intimidad, y, el último, de blanqueo de capitales. El Ministerio Fiscal reclama para él 15 años de cárcel, que la Iglesia, personada como acusación particular, quiso elevar a 31. Para su mujer, Remedios Nieto, y su hijo, Jesús Fernández Nieto, el Ministerio Fiscal limita su petición de pena a un año y medio de prisión para cada uno de ellos por blanqueo de capitales y prevé una alternativa de seis meses por sendos delitos de receptación.

 

La joya literaria que figura en el epicentro de la causa que se juzga en Compostela desapareció en julio de 2011 y se encontró un año después en un garaje propiedad del operario que hoy se sienta en el banquillo, envuelta entre papeles de periódicos que evitaron que se dañase. Cuando se produjo este hallazgo, el propio Manuel Fernández Castiñeiras se identificó como el responsable del rocambolesco saqueo ante el juez instructor, José Antonio Vázquez Taín, pero en la segunda sesión de este largo juicio que concluye mañana, el pasado 20 de enero, de lo confesado se desdijo, y contó que no sabe lo que entonces explicó porque estaba "coaccionado" por el magistrado. EFE

 

El arzobispo dice que no había nada evidente para sospechar del electricista