viernes. 29.03.2024

El tamaño ideal mínimo de los ayuntamientos gallegos para llevar a cabo una fusión debería situarse entre los 5.000 y 7.000 habitantes, y en ningún caso bajar de los 4.000 habitantes. Así lo han expuesto Alejandro de Diego, secretario municipal, y Alberto Vaquero García, profesor titular de la Universidad de Vigo, autores del documento titulado "Redimensionamiento de la planta local:

 

Retos frente al minifundismo de Galicia", que han presentado hoy en Santiago de Compostela. Integrantes ambos autores de la Red Localis de Administración pública, sostienen que los ayuntamientos que se encuentran en la franja poblacional antes citada, mejoran prácticamente todos los datos comparativos con los pequeños municipios.

 

Tras un proceso de fusión, los nuevos ayuntamientos, con una aportación per cápita similar a la de otros más grandes, y a su vez inferior a la que soportan actualmente sus habitantes, recibirían una mayor y mejor prestación no sólo de servicios públicos básicos sino también de los servicios sociales, a la vez que conseguirían un alto ahorro en gasto improductivo. Se trata en definitiva, tal y como explicaron los autores del trabajo, de poner al servicio de los ciudadanos unas instituciones que sirvan con eficacia y eficiencia a las necesidades y exigencias que tienen los habitantes de estos municipios en pleno siglo XXI.

 

Se trataría de hacer "justicia social sin sacrificar la propia naturaleza de los ayuntamientos", adaptándolos a la nueva realidad y, de paso, equipararlos a la mayoría de países europeos que ya hicieron este proceso a mediados del siglo pasado. Además, según el documento, las fusiones tendría otra positiva repercusión económica como es el aumento de la participación en los impuestos del Estado, subvenciones o la preferencia en la asignación de planes de cooperación local.

 

Las fusiones municipales también contribuirían a fijar población en el rural, según indicaron, ya que habría un mayor asentamiento al no ser ya necesario irse a vivir a otros núcleos mayores cuando no es por cuestiones laborales. Para ordenar futuros procesos de fusión, Alejandro de Diego y Alberto Vaquero proponen la creación de una 'oficina para fusiones'.

 

Este órgano, dependiente de la Administración autonómica, tendría la responsabilidad de coordinar con los ayuntamientos afectados el periodo transitorio en el que debe operar cada uno de los ámbitos territoriales hasta la completa culminación del proceso con la creación del nuevo ayuntamiento resultante de la fusión. Igualmente, dicha oficina se encargaría de financiar con cargo al Fondo Adicional de Cooperación Local los gastos que pudieran derivarse de la fusión. Otro de los puntos destacados del documento de los integrantes de la Red Localis es el referido al desarrollo de una estrategia de información sobre los procesos de fusión municipales con el objetivo de erradicar los prejuicios.

 

Alejandro de Diego indicó que las fusiones de ayuntamientos pueden llegar a entenderse, por parte de algunos responsables municipales, como una pérdida de servicios para sus habitantes. Indicó que ello "no puede ser una excusa". La quinta de las propuestas del documento sobre el "Redimensionamiento de la planta local" hace referencia a la modificación de las diputaciones provinciales, adaptando la composición política de estos organismos.

 

Con la propuesta planteada en este documento se suprimirían en torno a 150 alcaldías, aunque quien ostenta la representación vecinal es el pleno de la respectiva corporación, que es a quien eligen los vecinos. Actualmente en Galicia hay 3.718 concejales que con esta propuesta se quedarían en torno a los 2.500 o 2.600, es decir, un 30% menos que para Alejandro de Diego no supondría una reducción excesiva de representación.

 

Serían los alcaldes, de esta manera, quienes integrarían el Pleno provincial. Según este secretario municipal autor del proyecto, con su redefinición las diputaciones se convertirían en organismos extraordinariamente útiles para la prestación de determinados servicios, como es el caso, por ejemplo, de la recogida de basuras y tratamiento de residuos y el ciclo completo del agua, entre otros.

 

Por último, los autores del trabajo plantean también la reforma de la financiación Local. En este ámbito, el estudio señala, entre otras cosas, que los ayuntamientos no pueden seguir dependiendo "de un sistema pernicioso de subvenciones" que los trata como si fuesen meras agrupaciones de vecinos. Alejandro de Diego habló de que una fusión obligatoria tendría que ser "el último paso".

Expertos establecen entre 5 y 7 mil habitantes el tamaño mínimo para fusiones