jueves. 28.03.2024

El juzgado de instrucción número uno de Santiago investiga la supuesta retención ilegal de monjas de clausura en el convento de las Mercedarias, situado en el centro histórico de la capital gallega, una circunstancia que ha sido denunciada por una antigua religiosa y que la Iglesia niega.

 

El Tribunal Superior de Justicia de Galicia ha informado hoy de que el pasado viernes se recibió un atestado del departamento de Extranjería y Fronteras y esta unidad de la Policía Nacional se puso en contacto con la magistrada Ana López-Suevos, que autorizó que se comprobase que las mujeres que viven en este cenobio están en él por voluntad propia. Y tras hablar con algunas de ellas, fueron en total tres las que expresaron su deseo de abandonar el centro, algo que hicieron el sábado y en todos los casos acompañadas por una comitiva judicial, señala la misma fuente.

 

Las indagaciones se centran ahora en conocer si estos hechos denunciados por una religiosa ocurren en realidad y en descubrir el motivo por el que dos mujeres de la India con permiso de residencia fueron deportadas en 2011.

 

También en averiguar si las monjas que este fin de semana decidieron dejar este monasterio tenían acceso a su documentación para poder salir del centro libremente. La versión de las religiosas que dejaron el centro es que sufrían amenazas y coacciones. La operación sigue abierta y por el momento no hubo detenciones y tampoco ha sido nadie citado a declarar.

 

El Arzobispado de Santiago ha señalado que el verano pasado dos religiosas pidieron la exclaustración y ésta comenzó a tramitarse. Ambas, originarias de la India, iniciaron un proceso llamado de "discernimiento", planteándose la posibilidad de dejar la comunidad, y así lo solicitaron formalmente después de las últimas Navidades, concretamente el 14 de enero, precisa la nota. La solicitud fue a la superiora, que dio curso a esta cuestión y, "en ningún caso", en esta dispensa de votos se pidió "abandonar" el cenobio antes de que se llevaran a cabo todos los trámites correspondientes, "al menos nunca lo hicieron constar a la autoridad diocesana".

 

Las diligencias, subraya el comunicado remitido a la prensa, no iban a demorarse más de un mes desde la remisión de la documentación a la congregación correspondiente de la Santa Sede, la cual "quedó concluida a nivel diocesano el pasado 21 de enero". Por esta razón, ha "sorprendido" la denuncia de la otrora religiosa que expuso esta situación, en referencia a sus compañeras, y "el revuelo informativo". Los abandonos voluntarios, bajo compañía de una comitiva judicial, provocaron, asimismo, estupefacción, puesto que "los trámites en curso seguían un ritmo realmente rápido" y "no consta a la autoridad diocesana que ninguna de las religiosas que han abandonado el convento hubieran podido hacerlo antes de concluidos los aludidos procedimientos".

 

El Arzobispado de Santiago manifiesta que en la vida religiosa el desarrollo de una vocación no se circunscribe a un momento puntual, "no es algo estático, sino dinámico y progresivo", y expone el caso de una religiosa profesa solemne, también procedente de la India, que hace dos años abandonó la comunidad tras una estancia en su país de origen. Se realizaron en ese momento "con toda celeridad" los trámites internos canónicos, firmando finalmente la interesada el documento emitido por la Santa Sede, el denominado "rescripto". Las religiosas mercedarias de Santiago que proceden de fuera de España viajan cada siete años a sus países de origen por un tiempo de dos meses regresando a la comunidad, concluido ese período, "voluntaria y libremente".

 

Las religiosas que ahora dejaron el convento de las Mercedarias estuvieron hace un año y medio, señala el Arzobispado, con sus familias de origen, y "regresaron libre y voluntariamente", y se especifica que no son "recién llegadas", dado que forman parte de la comunidad mercedaria desde hace entre 15 y 17 años.

 

El Arzobispado de Santiago incide, asimismo, en que el modo de vida propio de la clausura puede resultar "no fácilmente comprensible para quienes desconocen las singularidades de esa concreta vocación, ciertamente peculiar por cuanto supone de renuncia, austeridad, rotación en los trabajos comunitarios, oración, tiempos de silencio", es decir, una "entrega radical". No obstante, ello no implica "una restricción o carga más allá de lo asumido y aceptado por la religiosa (en cuestión) al profesar en la orden de que se trata como opción libre, meditada e informada, lo cual queda perfectamente constatado y definido en el proceso de ingreso progresivo en una comunidad hasta la profesión solemne". Esto suele durar un lustro, como mínimo, con el afán de que "nadie se sienta impelido a asumir esa condición sin la suficiente madurez y criterio".

Investigan si tres tres monjas de clausura fueron retenidas contra su voluntad en Santiago