La Comunidad de Monjas Mercedarias Descalzas de Santiago piden respeto para su forma de vida consagrada a la Iglesia, niegan que las tres monjas de origen indio fuesen retenidas en contra de su voluntad y destacan que incluso una de ellas ocupó un puesto de relevancia en la congregación.
En una carta que las Mercedarias han enviado al Arzobispado de Santiago de Compostela, insisten en que las informaciones relativas a la investigación del juzgado de instrucción número uno de Santiago, que investiga la supuesta retención ilegal de monjas de clausura originarias de la India en el convento situado en el centro histórico de la capital gallega, tras una denuncia de una exreligiosa, que la Iglesia niega, "no han reflejado correctamente los hechos acaecidos".
En esta misiva, las religiosas apuntan que el pasado sábado 23 de enero, fueron informadas a través de un requerimiento judicial, de que cinco hermanas de la Comunidad debían prestar declaración en los Juzgados de Santiago por una denuncia de detención ilegal, "sin que en ningún momento, previamente, nuestra Orden hubiera recibido información o denuncia alguna acerca de presuntos comportamientos delictivos en sus 300 años de existencia, ni por parte de organismo judicial ni de persona particular".
Ante esta situación, que señalan, ha colmado el convento de "gran perplejidad, dolor y consternación", consideran necesario dar su versión de lo sucedido "para público conocimiento y aclaración", ya que su congregación es una Comunidad de mujeres consagradas a Dios en el seno de la Iglesia Católica, dedicadas fundamentalmente a la oración, a la escucha y meditación de la Palabra de Dios.
Dicha comunidad, en la actualidad, está formada por hermanas de tres nacionalidades, España, India y México, que "hace más de 15 años" quisieron "facilitar el desarrollo de la vida contemplativa" a distintas jóvenes extranjeras, algunas de Kerala (India) y de México. Explican en esta correspondencia que ahora algunas de ellas son monjas "de votos solemnes" y otras fueron descubriendo con el paso del tiempo que el Señor las llamaba a otro tipo de vocación.
De este modo, desde la congregación agradecen y respetan la labor de "cada una de estas hermanas, tanto las que han perseverado como las que libre y voluntariamente decidieron dejar la vida religiosa", subrayan en esta correspondencia. En este sentido destacan que incluso una de las jóvenes que recientemente ha decidido, después de un período de discernimiento, abandonar la vida monástica, fue Vicaria, que es segundo oficio en importancia en la comunidad por su responsabilidad, durante seis años, y hasta ejerció de Superiora de la Comunidad en funciones durante un tiempo.
Ante esta situación, las Mercedarias de Compostela, admiten que en estos tiempos en los que "cuesta aceptar los compromisos a largo plazo" y en los que "la fidelidad parece cuestionada como valor" puede haber muchas personas que no comprendan el sentido de este género de vida y sus tradiciones y costumbres. Finalmente, en la carta, las religiosas agradecen a todas las personas que les han hecho llegar su apoyo.