viernes. 29.03.2024

Vecinos del electricista Manuel Fernández Castiñeiras, culpable de 190 delitos por haber sustraído otros tantos envíos postales remitidos a sus vecinos de edificio en Milladoiro (A Coruña), han acogido con alivio el fallo condenatorio, pero algunos tras la sentencia judicial tienen "pena".

 

El juzgado de lo penal número dos de Compostela ha resuelto que este hombre, autor del robo del Códice Calixtino, debe hacer frente a una multa de 410.400 euros y, además, fue castigado a 190 años de cárcel, un año por delito, pero el Código Penal establece que el cumplimiento no podrá exceder el triple del tiempo que se le imponga por la más grave de las penas, de manera que estaría en prisión tres años. El presidente de la comunidad de propietarios, Alberto Muñiz, ha comentado hoy que los residentes en este inmueble afectado por los hurtos se debaten entre sensaciones encontradas, puesto que, tal y como ha comentado a Efe, "algunos están contentos y a otros les da un poco de pena la condena, pero vamos, la mayoría están contentos".

 

En su caso, no fue víctima de robos, pero eso le da igual porque el problema ha sido general, y efectivamente "hay gente a la que le dio un poco de pena, pero yo no entiendo esa pena". Otros prefieren callarse sus opiniones, como María, a la que le sustrajo cuatro cartas: "Me enteré hoy por la mañana cuando salí de casa", del fallo, y esto es porque "no veo ni la televisión", harta de este asunto. El abogado Felisindo Basteira, que ha defendido los intereses de una veintena de vecinos, se ha mostrado satisfecho con la sentencia y ha señalado que todo este proceso se inició para defender el honor de estas personas, algo que se ha conseguido. "Decidieron emprender acciones legales -ha concretado este letrado- por honor, no por venganza ni por intereses económicos.

 

Solo para denunciar los daños y perjuicios que les ocasionó este hombre que les hizo la vida imposible", ha comentado a Efe. Todavía hoy en día nadie en el edificio número 27 de la céntrica calle Rosalía de Castro de Milladoiro , un núcleo perteneciente al ayuntamiento coruñés de Ames, se explica cómo uno de los vecinos "de toda la vida" acabó siendo el que les robaba, día sí y día también, correspondencia epistolar de sus propios buzones privados.

 

En los registros practicados en las propiedades de Manuel Fernández Castiñeiras, que trabajó como electricista para la Catedral de Santiago, los investigadores localizaron bolsas con cartas, comunicaciones en algún caso con una antigüedad superior a un año.

 

Los vecinos contaron, al producirse este hallazgo, que Fernández Castiñeiras tenía "la obsesión de ir cogiendo cosas", aunque nunca llegaron a sospechar que su marcada obstinación llegase a los envíos postales. En su piso, Fernández Castiñeiras tenía bandejas de plata y oro de la Catedral de Santiago, en la que prestó sus servicios como autónomo, otros objetos religiosos de gran valor, cartas de canónigos, y todo ello junto a correspondencia de sus vecinos de portal. El juez instructor de la causa abierta por el robo del Códice Calixtino, el magistrado José Antonio Vázquez Taín, detuvo a Fernández Castiñeiras el 3 de julio de 2012 y el valioso libro apareció al día siguiente, el 4, justo un año después de su robo.

 

El descubrimiento de las misivas se produjo a raíz de este arresto. El abogado que se ocupó de la representación legal de los vecinos no tiene intención de recurrir pero está pendiente de si la abogada a la que contrató Manuel Fernández Castiñeiras, la letrada Carmen Ventoso, da o no el paso de apelar.

 

Vecinos del electricista ven con alivio la sentencia, pero algunos con "pena"