viernes. 29.03.2024

Torras: "Robots del futuro nos ayudarán a vestirnos y podrán darnos de comer"

Los proyectos resultantes de investigaciones sobre robótica asistencial permitirían apoyar a personas con movilidad reducida en sus tareas cotidianas, así como asistir en terapias cognitivas y hacer frente al alzhéimer, explica Carme Torras, una de las ponentes principales de un congreso de inteligencia artificial que acoge Compostela.

Los proyectos resultantes de investigaciones sobre robótica asistencial permitirían apoyar a personas con movilidad reducida en sus tareas cotidianas, así como asistir en terapias cognitivas y hacer frente al alzhéimer, explica Carme Torras, una de las ponentes principales de un congreso de inteligencia artificial que acoge Compostela. "Los robots del futuro nos ayudarán a vestirnos y podrán darnos de comer", defiende. "Es muy importante que la responsabilidad última siempre sea de una persona", afirma esta licenciada en Matemáticas y doctora en Informática, que, en todo caso, en una entrevista con Efe señala que la combinación de robots autónomos, inteligencia artificial e internet de las cosas ofrece "inmensas posibilidades" para mejorar la existencia global.

 

Torras es profesora de Investigación en el Instituto de Robótica e Informática Industrial (CSIC-UPC) de Barcelona, institución en la que está actualmente desarrollando el proyecto denominado "Clothilde", que busca diseñar y programar robots que puedan, precisamente, echar una mano para vestirse a las personas con la movilidad reducida. "En los entornos industriales en donde hay robots, en general, las piezas son rígidas. En cambio, en los entornos más cotidianos, hay muchos objetos deformables, en particular ropa", explica Torras, que asegura que en robótica "la manipulación de ropa de manera versátil es un tema que se ha tratado poco" debido en gran medida a que se trata de objetos "que pueden adoptar infinitas formas o configuraciones".

 

Según la experta, que ha presentado este proyecto en la Conferencia Europea de Inteligencia Artificial ECAI 2020 que organiza el CiTIUS en Santiago, "es fácil manipular un objeto rígido sabiendo la posición y la orientación que tiene", pero una prenda de ropa "puede presentar casi cualquier apariencia", dependiendo de si está agrupada, extendida, dada la vuelta o de si tiene botones. Así las cosas, el proyecto "Clothilde" trata de aplicar la combinación de la topología computacional -que permite conocer la información global de un objeto sin parámetros métricos- con los algoritmos de aprendizaje automático, mediante los cuales el robot, a partir de ejemplos o demostraciones, "extrae unos determinados parámetros para luego poder ejecutar esos mismos movimientos".

 

"No interesan detalles como arrugas, sino que se busca el identificar puntos característicos de cada disposición, como por ejemplo dónde se sitúan los agujeros de la prenda o cuál es la parte de abajo y cuál la de arriba". Este tipo de robots podrían, sostiene Torras, ser unos grandes compañeros de celadores y cuidadores en residencias de mayores, por ejemplo al vestir a los ancianos, algo que, apunta, "liberaría a estos trabajadores de las tareas más mecánicas", pudiendo así ellos centrarse en los aspectos más emocionales. Mientras que a los usuarios, prosigue esta investigadora, les aportaría "autonomía" porque al fin y al cabo se trata tan solo de una "herramienta". Además, añade la especialista, estos robots podrían servir para dar de comer a personas vulnerables, de forma que mediante una cámara un robot detectaría cuándo la persona mira hacia él y abre la boca y, por tanto, sabría que es el momento de ser útil en esa tarea.

 

A pesar de que a su ‘hazaña’ todavía le faltan dos años y medio de desarrollo, y de que luego debe cumplir todos los estándares de seguridad para pasar a la comercialización, Torras confía en que en menos de dos décadas ya haya robots en centros hospitalarios y/o en residencias "ayudando en tareas que requieran contacto con las personas para hacerles la vida más fácil". Otro de los proyectos en los que Torras se encuentra inmersa, en colaboración con la Fundación ACE, es "Sócrates", que busca diseñar y programar robots que proporcionen entrenamiento cognitivo a pacientes con alzhéimer. "Hacen tanto diagnóstico como terapia y seguimiento de los pacientes", detalla la profesora, que matiza que estos robots, igual que un terapeuta, tienen varios niveles de ayuda, que se pueden configurar de acuerdo con el grado de discapacidad del paciente, y guardan también "el registro de su evolución".

 

Torras no es en absoluto ajena a las complicaciones y a los desafíos éticos que plantea este tipo de inteligencia artificial y por ello siempre ahonda en la importancia de la "regulación" y, cómo no, de la "educación", y en muchos casos a través de la ficción. No en vano, Torras es también novelista y una "súper fan" confesa de la narrativa de ciencia-ficción, que piensa que puede ayudar a las nuevas generaciones a entender cuáles son las líneas rojas que no deben cruzarse. Su libro, "La mutación sentimental", traducido por la editorial del Massachusetts Institute of Technology, sirve como material de estudio a lo largo del mundo para "impartir temas relacionados con la ética" y que están basados, precisamente, en fragmentos de la novela que firma. "Yo creo que de esta forma lo ven de un modo más gráfico; la ética de la inteligencia artificial no es materia abstracta, de teorías del siglo pasado.

 

Llevado a la narrativa la gente se involucra más", declara Torras, que considera que series como "Black mirror" o "Years and Years" plantean muy bien las cuestiones éticas derivadas de la inteligencia artificial. La profesora advierte de que hay debates que ya existían antes con estas tecnologías, tales como "la incidencia en el mercado laboral o la responsabilidad última de una máquina", pero agrega que los robots que están en contacto "directo" con la gente plantean una serie de "problemas" sin duda más complejos, como pueden ser "la toma de decisiones sin suficiente información previa", "la interferencia en la parte sentimental o emocional del individuo" o "el aislamiento". "Hay mucha preocupación. En particular en Estados Unidos hay todo un conjunto de asignaturas obligatorias en muchas carreras que tienen que ver con la ética en las nuevas tecnologías y en las que se trata de hacer ‘conscientes’ a los estudiantes que luego van a desarrollar estas tecnologías de estos posibles problemas", concluye.

Torras: "Robots del futuro nos ayudarán a vestirnos y podrán darnos de comer"