martes. 19.03.2024

El escritor Manuel Guisande destila un humor sano en cada página que escribe y por eso, en estos tiempos convulsos y pandémicos, cree que sus libros "se deberían vender en farmacias" como antídoto o incluso como remedio a muchos males que tienen cura con una o dos sonrisas.

"Si te digo la verdad, te miento". Así empieza su entrevista con Efe y su primera respuesta sobre sus libros "maravillosamente raros" acerca de la identidad de los gallegos, que "son muy surrealistas y nadie nos entiende, gracias a dios".

De ahí el título de su próxima obra, "Galicia, la última emigración cósmica" en la que la comunidad del noroeste se desprende de España y se sitúa a 5.000 metros de altura sin saber el porqué.

En esa atmósfera en la que la Xunta tiene 450.000 funcionarios pero no es demasiado eficaz surgen personajes como Lola la palillera, Suso el redero o Pepe el patrón de A Candelaria que deciden tomar las riendas de ese otro "planeta" presidido por Eladio Varela.

"¿Bajamos, subimos o nos quedamos?" es el quid de la cuestión en una comunidad en la que casi no trabajan, viven de la naturaleza y en un microclima, protegidos del sol por enormes cortinas de encaje de Camariñas y siempre en el bañador que les proporcionó Amancio Ortega, que les hace olvidar la sempiterna lluvia.

Su relación con el resto de España es esporádica por un sistema diseñado por la Nasa en un modulo lunar en Finisterre por el que pueden ir hacia un lado u otro, pero no descender.

Guisande (Santiago de Compostela, 1958) conecta a los gallegos de esta comunidad en suspensión con unos extraterrestres con los que por fin los humanos logran comunicarse a través de la mente y también "localiza" el Santo Grial cerca de Ourense, ya no hay que seguir buscándolo.

Pero mientras, en el resto de España hay una "gran tristeza que va en aumento porque echan de menos a Galicia" e incluso los independentistas catalanes ocupan un lugar y dicen que es Galicia y que solo pueden hablar gallego.

Por su parte, los gallegos que viven a 5.000 metros de altura "lo saben todo", explica Guisande, que confiesa que este es el libro con el que más se ha reído y que termina con una comida de todos juntos en una mesa dispuesta a lo largo de la AP-9, desde A Coruña a Vigo, para la que Audasa no cobró peajes, "otro hecho histórico".

A la zaga le siguen otros volúmenes como "¿Cómo es el gallego? Depende", "Relatos de absurdo contenido", "Al fondo a la derecha", "Tonterías escritas en momentos de estupidez" o los poemas que dedicó a las líneas de las carreteras en "En tu línea".

"Yo escribo humor porque ahorro en psicólogos y psiquiatras, el humor es una actitud ante la vida; comprendo que en la época en la que vivimos es un poco complicado tener humor, a todos nos afecta la pandemia y el paro, pero hay que hacer un esfuerzo y acercarse a gente positiva", sostiene Guisande, Premio de Comunicación Xunta de Galicia 2000, de Teatro Ciudad de La Coruña, Codorniz de Plata de Humor y de la Asociación de Editores Gallegos.

Además, cree que tendría que haber una "incubadora XXL para que algunas personas negativas y malhumoradas no salgan, que los traten y los cuiden pero que no salgan, a no ser que sea para hacer felices a los demás".

Mientras, habrá que conformarse con la desternillante historia de una Galicia en altura que Guisande autoeditará próximamente en Amazon sobre "los gallegos que son unos hippies y tienen una imaginación desbordante por el clima, como la niebla, que hace que un árbol se pueda adivinar como lo que es o como otra cosa cualquiera".

Manuel Guisande, con humor: "Mis libros se deberían vender en farmacias"