viernes. 19.04.2024

La sección cuarta de la Audiencia de Pontevedra acogerá a partir de la próxima semana el juicio contra el presunto líder de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, Feliciano Miguel Rosendo da Silva, y otras seis personas, entre ellas dos pseudomonjas o consagradas.

 

El fiscal pide para Rosendo, en prisión provisional desde noviembre de 2014, 66 años de cárcel por tres delitos contra la libertad sexual, uno de agresión sexual continuado y dos de abuso sexual continuado; cinco de coacciones, doce contra la integridad moral y uno de asociación ilícita. Para el resto de encausados, el representante del ministerio público pide dos años de prisión por un delito de asociación ilícita.

 

Además de las penas de cárcel, solicita para Rosendo una orden de alejamiento respecto de la tres víctimas de agresiones y abusos sexuales de un kilómetro durante 10 años después del cumplimiento de la condena, y fija las indemnizaciones en 81.000 euros, con el Obispado de Tui Vigo como responsable civil subsidiario. Tras varios aplazamientos, la conocida causa de los "Miguelianos" llegará a juicio a partir del martes, jornada que estará dedicada a dirimir las cuestiones previas. En total, la Audiencia de Pontevedra ha fijado trece jornadas, hasta el 7 de noviembre.

 

El fiscal recoge en su escrito de acusación que Miguel Rosendo fundó en 1989 una asociación que se mantuvo en el tiempo hasta 2012 "con el ánimo de dominar y manipular a sus miembros para someterlos a su voluntad, garantizando su total entrega y disponibilidad". Lo hacía con "el uso de violencia o intimidación mediante técnicas de adoctrinamiento basadas en la persuasión coercitiva" para "quebrantar total o parcialmente" la personalidad de a quienes captaba y su capacidad de discernimiento, "bajo la excusa de la religión que profesaban". Todo ello para "satisfacer tanto sus deseos sexuales como ejecutar actos de beneficio personal o lucrativo", con la colaboración del resto de acusados, I.L.S., M.D.E.L., I.Q.C., B.E.F., E.R.M. y J.C.A.M., a los que Rosendo designó como cargos intermedios.

 

El fiscal relata cómo Rosendo comenzó a captar adeptos, generalmente personas con problemas de diversa índole, desde sus negocios de herboristería, en los que ejercía como curandero. Entre los rituales que utilizaba a tal propósito hablaba en idiomas ininteligibles, simulaba entrar en trance, repartía su ropa o despojos corporales como amuleto y practicaba exorcismos. Estos clientes constituyeron "el semillero" de lo que acabaría siendo la Orden y Mandato San Miguel Arcángel, reconocida por la Diócesis de Tui-Vigo en julio de 2009 como asociación pública de fieles con derecho diocesano.

 

Más adelante, indica el fiscal, Rosendo comenzó a revelarse ante sus seguidores como el Arcángel san Miguel, quien, según les decía, entraba en su cuerpo y a través de él transmitía mensajes de Dios, todo ello con una implicación cada vez mayor en actividades relacionadas con la Iglesia Católica.

 

La orden se instaló en la denominada "casa madre" de Mougás, en Oia, donde "muchos" adeptos se recluyeron "apartados de sus familias, abandonando tanto estudios, trabajo, amigos y vida social" para "circunscribir sus ámbitos vitales" a los de Rosendo. En algunos casos, el principal acusado concertó matrimonios entre miembros de la orden, y en otros, los convenció para que les donaran dinero procedente del finiquito que cobraron tras dejar sus trabajos o de la venta de propiedades.

 

Para el "adoctrinamiento" de sus seguidores, el fiscal atribuye al líder de la orden insultos, amenazas, revelación de datos íntimos, humillaciones en público e incluso el uso de la fuerza física, además de abusos sexuales. Dentro de la orden se estableció una jerarquía en la que había una junta de gobierno, un grupo de consagrados, una madre y un padre general de la vida consagrada femenina, una madre y un padre de la buena huella, dos "bastones" encargadas de redactar el testimonio vital de Rosendo, y hasta una "fiscal".

 

Esta última, D.E.L., que se encuentra entre los acusados, tenía facultades para impartir instrucciones y función de dirección espiritual, proteger el "carisma migueliano", velar por el cumplimiento de los estatutos de la asociación y coordinar las actividades de apostolado, representaciones y coro. La Orden y Mandato de San Miguel Arcángel fue reconocida por la Diócesis de Tui-Vigo en julio de 2009 como asociación pública de fieles con derecho diocesano.

 

La Diócesis tuvo conocimiento de unas supuestas "irregularidades" en diciembre de 2012 y para comprobar su veracidad nombró a un visitador canónico. La Iglesia se basó en el informe de este visitador canónico para apartar cautelarmente a Miguel Rosendo por su "conducta moral", y no fue hasta que estalló el escándalo cuando retiró su apoyo a esta organización y a su derivada, llamada Serviam, que se había establecido en Madrid.

El caso de los Miguelianos llegará a juicio la próxima semana