viernes. 19.04.2024

En un acto “breve, ultraíntimo y familiar”, los allegados de Déborah Fernández-Cervera enterraron de nuevo este miércoles sus restos mortales en el cementerio de Pereiró, en Vigo, de donde fueron exhumados la semana pasada para ser sometidos a un examen forense.

“Ya está en su sitio, que es donde ahora tiene que estar, y ya está, se acabó”, dijo a Efe su hermana Rosa, aliviada por que se haya puesto fin a un capítulo que la familia hubiese preferido evitar pero que ha servido para que los forenses hayan encontrado las uñas de Déborah.

Se trata de un elemento que puede ser decisivo en la evolución de un proceso que dura ya más de 19 años y que prescribe el 10 de mayo de 2022.

Dependerá, en parte, del tiempo en que se tarde en realizar el análisis de las uñas, un proceso que puede demorar hasta seis meses pero que podrían ser tan sólo dos si la jueza encargada del caso le da prioridad.

“Yo soy positiva, si no no me hubiese embarcado en todo esto, pero soy prudente”, asegura Rosa, esperanzada porque “la cosa empieza a pintar mejor”, como demuestra que la familia haya tenido “recientemente respuesta a un escrito que presentamos hace poco”.

De momento, la familia de Déborah estará mañana en 'Horizonte', el programa del periodista Iker Jiménez, en el que, entre otras, contarán que la autopsia que se hizo a los restos mortales de Déborah ha sido “ultraminuciosa”, lo que les da esperanzas.

El otro frente abierto está en el disco duro que analizan los forenses informáticos de la empresa Lazarus Technology, los cuales ya han finalizado el volcado de toda la información, entre la que "sí hay datos de esas fechas” anteriores a la desaparición de Déborah y donde esperan los investigadores encontrar alguna nueva pista que impulse el caso.

Déborah tenía 21 años cuando salió a correr por Samil, en Vigo (Pontevedra), y no regresó a casa. Pasados diez días, una mujer descubrió su cadáver desnudo en una cuneta a 45 kilómetros de donde fue vista con vida por última vez.

La Policía halló restos de semen en su zona genital y en un preservativo tirado en el suelo pero desde el principio descartó la hipótesis de una agresión sexual.

Los investigadores se inclinaron por considerarlo parte de un montaje plagado de pistas falsas para desorientarlos.

La autopsia señaló como causa del fallecimiento la asfixia, sin concretar si pudo ser provocada, pues no se apreciaron lesiones ni indicios de estrangulamiento en el cadáver, y también apuntaron a la posibilidad, aunque remota, de una muerte súbita.

Las pesquisas se centraron en el entorno de la joven y su expareja sentimental se convirtió en principal sospechoso, aunque nunca fue detenido ni investigado formalmente.

Esta es la historia de Déborah Fernández-Cervera, cuya pista se perdió en la tarde del 30 de abril de 2002.

La familia de Déborah entierra de nuevo su cuerpo en el cementerio de Pereiró