El periodista y escritor Carlos G. Reigosa vuelve a utilizar a su detective Nivardo Castro para crear en su última novela, "La Venganza del difunto" (Haper Collins), una historia en la que contrapone "la memoria histórica con la personal" con el Vigo de la II Guerra Mundial como telón de fondo. Unos época ésta, de 1938 a 1945, en la que en Galicia se dieron cita nazis buscando wolframio en las minas gallegas (lo utilizaban para la construcción de su armamento), británicos que querían robarlo para que Hitler no consiguiera fortalecer su ejército, judíos que huían hacia Portugal y gallegos que se posicionaban según sus creencias o necesidades.
"Siempre me he ido encontrando con una realidad que me asombraba ya que la memoria que las personas tienen de las cosas tiene muy poca relación con la memoria histórica que luego llega al futuro", expresa en una entrevista con Efe Reigosa, un escritor que confiesa además entre risas haber "perseguido" (a través de sus novelas) a más personajes de la Guerra Civil que la propia Guardia Civil.
En esta ocasión, el detective Nivardo Castro, personaje nacido en 1984 en la novela "Crimen en Compostela", recibe un extraño encargo del empresario Eliseo Sandamil, un nonagenario magnate gallego: investigar su muerte una vez que haya fallecido.
Una muerte que averiguará junto a su amigo el periodista Carlos Conde, y que les llevará a ambos no sólo a recordar el Vigo de hace 70 años, sino la Argentina de la actualidad, con el objetivo de comprobar que lo que se suponía un fallecimiento normal debido a su edad, podría ser un auténtico asesinato provocado por un turbio pasado rodeado por los nazis de ese Vigo de la II Guerra Mundial.
En "La venganza del difunto" esa memoria histórica acordada "por los historiadores" se ha visto "contrapuesta" con la "memoria personal" de auténticos testigos como el periodista Celso Collazo, así como con testimonios de expertos en esta etapa de la II Guerra Mundial en Galicia como el político Paco Vázquez. "En esta novela he intentado contrastar lo que ocurría en tiempo presente y cómo lo recuerdan ellos (Collazo y Vázquez)", matiza acerca sobre la quinta entrega de esta saga de intriga.
Por eso, el llamado padre de la novela negra gallega (Lagoa da Pastoriza, Lugo, 1948) afirma que le "asombra" el hecho de que un episodio histórico contado por varios historiadores "coincida" y, sin embargo, él, cuando hablaba con los testigos de esta época, ha visto que sus versiones "no coinciden" con lo que llamamos la memoria histórica.
En este ir y venir de un Vigo que siempre estaba "con la luz encendida" en el pasado, a un presente lleno de misterio, Reigosa también ha querido homenajear, además de a amigos personales como Collazo, a otros escritores de este género.
"En las novelas no está prohibido que el autor se divierta, así que yo he hecho mis juegos y me he divertido porque escribir es un acto engorroso y meter a un amigo u homenajear a gente da una enorme felicidad", expresa. Así que el gallego ha dado vida a un personaje llamado Manuel Vázquez Camilleri, un nombre del que los amantes de este género seguro que descubren el guiño.
Además, la novela también podría llegar a ser una guía gastronómica de la región ya que debido al buen apetito de Nivardo y Carlos, así como la pasión de su autor por la cocina, "La venganza del difunto" lleva al lector por algunas de las mejores tascas, restaurantes o bares de carretera de Galicia. Por último, el autor de otras obras como "Intramundi" o "Pepa La Loba" confiesa que a la saga de Nivardo Castro, el personaje al que "siempre vuelve", aún le quedan tres novelas hasta que diga adiós definitivamente.