Ayer, un niño de dos años perdió la vida en la localidad pontevedresa de O Porriño, presumiblemente debido a un golpe de calor, tras pasar varias horas encerrado en un coche estacionado bajo el sol mientras su madre acudía al trabajo.
Fue poco antes de las 16:00 horas cuando el padre del menor alertó a la madre sobre la terrible situación, lo que dejó a la progenitora en estado de shock, según fuentes oficiales.
Una vez alertados los equipos de emergencia, los médicos que llegaron al lugar de los hechos no pudieron hacer nada por el pequeño y solo pudieron certificar su fallecimiento.
Según las fuentes consultadas, la madre del niño se dirigió alrededor de las 10:00 horas a su lugar de trabajo en la sede de Lonza Biologics, en la parroquia de Torneiros. Aparcó su coche en un estacionamiento de tierra adyacente a otro de asfalto que en ese momento estaba lleno, y se dirigió a su trabajo sin percatarse de que su hijo todavía estaba en el asiento trasero en su silla adaptada. Al parecer, la madre tenía la intención de dejar a su hijo en la guardería antes de dirigirse a la fábrica, pero posiblemente olvidó hacerlo debido a que el niño se quedó dormido y ella se distrajo automáticamente yendo a la empresa.
Sumergida en sus responsabilidades laborales, la mujer no se dio cuenta de los hechos hasta que el padre del niño la alertó. Este último debía recoger al menor en la guardería, pero el niño no había sido dejado allí.
Al llegar a la guardería, le informaron que ese día su pareja no había dejado al niño, lo que generó preocupación en ella. Decidió entonces ir a su lugar de trabajo, donde se encontró al bebé sin vida en el coche, alrededor de las 15:45 horas, según las declaraciones de personas familiarizadas con los hechos.
Los servicios de emergencia fueron alertados de inmediato, pero solo pudieron confirmar el fallecimiento del niño.