sábado. 22.03.2025

Las calles de Vigo fueron escenario de una protesta que puso en el centro del debate la gordofobia y la creciente presión social por la delgadez. Convocadas por el colectivo Resposta Feminista, decenas de activistas se concentraron este martes frente al Museo Marco para denunciar la discriminación hacia los cuerpos no normativos y cuestionar la medicalización del peso como única respuesta aceptable dentro del sistema sanitario.

Con el lema "Non quero ser o teu mercado", la manifestación coincidió con el Día Internacional contra la Gordofobia, una jornada que busca visibilizar el estigma que enfrentan las personas gordas en distintos ámbitos, desde el social hasta el médico. Para las participantes, la obsesión por la delgadez impuesta por los estándares de belleza refuerza la idea de que la gordura es un problema que debe corregirse a toda costa, en lugar de cuestionar el rechazo que la sociedad ejerce sobre estos cuerpos.

Una discriminación que atraviesa la sociedad

Desde los medios de comunicación hasta las consultas médicas, el rechazo a los cuerpos gordos se ha naturalizado hasta el punto de que muchas personas enfrentan barreras para recibir atención sanitaria sin ser juzgadas por su peso. Resposta Feminista denuncia que esta mentalidad no solo genera exclusión, sino que además pone en riesgo la salud de quienes, ante la presión constante, se ven empujados a buscar soluciones drásticas, muchas veces sin una evaluación médica adecuada.

Uno de los puntos clave de la protesta ha sido la denuncia del uso extendido de medicamentos como el Ozempic, un fármaco diseñado originalmente para tratar la diabetes tipo 2, pero que ha sido recetado cada vez más para la pérdida de peso. Las activistas critican la forma en que este medicamento ha sido promovido como una solución rápida para alcanzar el ideal de delgadez, sin considerar los efectos secundarios o las implicaciones de convertir el peso en el único indicador de salud.

Ozempic: entre el marketing y la salud pública

El uso del Ozempic ha aumentado exponencialmente en los últimos años. Datos recogidos por Resposta Feminista reflejan que desde 2024 su prescripción ha crecido un 33% con respecto al año anterior y un 70% en comparación con 2021. Para el colectivo, este incremento es una muestra más de cómo la industria farmacéutica y el sistema sanitario han convertido la gordura en una enfermedad a erradicar, en lugar de promover una visión más amplia y diversa de la salud.

Lejos de ser un debate cerrado, la discusión sobre la medicalización del peso sigue generando posturas enfrentadas. Mientras los movimientos feministas y de diversidad corporal denuncian que esta tendencia responde a una presión estética desmedida, sectores médicos y científicos insisten en que la obesidad es un problema de salud pública que debe abordarse con todas las herramientas disponibles.

Un cambio en la percepción social

Resposta Feminista sostiene que el problema no es el cuerpo gordo, sino la forma en que es percibido y tratado en la sociedad. La protesta en Vigo ha sido un llamado a repensar los discursos en torno al peso y a desmontar la idea de que la delgadez es sinónimo de salud. Para las activistas, la solución no pasa por eliminar cuerpos diversos, sino por acabar con los prejuicios y la discriminación que los rodean.

El debate sigue abierto y, como quedó demostrado en la concentración, son muchas las voces que exigen una sociedad más inclusiva, donde el bienestar no dependa de encajar en un estándar de belleza impuesto.

Rechazo a la gordofobia y al uso indiscriminado del Ozempic en Vigo