10 de octubre de 2022, 15:23
La Guardia Civil ha detenido a un vecino de Bueu (Pontevedra) e investiga penalmente a un segundo a los que acusa de ser autores de un delito de espionaje industrial a una empresa de la comarca pontevedresa de O Morrazo.
Ambos, según los investigadores, habrían colocado dos cámaras de vídeo vigilancia en el interior de la nave de una empresa dedicada a la elaboración de cebos para la pesca, con la presunta intención de revelar el secreto comercial en relación con su fabricación.
Fue el propietario de esta compañía el que detectó una de estas cámaras y lo denunció ante la Guardia Civil de Cangas.
En la inspección realizada en la empresa, los agentes hallaron una segunda cámara que estaba instalada en otra zona del inmueble y que tenía la misma finalidad que la primera.
Las dos cámaras disponían de sendas tarjetas de memoria con 128 GB de capacidad y una de ellas podía ser visionada a través de control remoto.
Uno de los investigados, que cuenta con numerosos antecedentes policiales, fue detenido 'in fraganti' en el interior de la empresa cuando se disponía a cambiar la batería de una de las cámaras que se había apagado, llevando guantes de goma, capucha y una mascarilla.
El segundo de los implicados, según la Guardia Civil, era el encargado de visionar por control remoto las imágenes de una de las cámaras a través de su teléfono móvil.
La investigación determinó ambos ya habían establecido relaciones comerciales con las empresas proveedoras de los productos que utilizaba el denunciante para elaborar el cebo.
Ambos, según los investigadores, habrían colocado dos cámaras de vídeo vigilancia en el interior de la nave de una empresa dedicada a la elaboración de cebos para la pesca, con la presunta intención de revelar el secreto comercial en relación con su fabricación.
Fue el propietario de esta compañía el que detectó una de estas cámaras y lo denunció ante la Guardia Civil de Cangas.
En la inspección realizada en la empresa, los agentes hallaron una segunda cámara que estaba instalada en otra zona del inmueble y que tenía la misma finalidad que la primera.
Las dos cámaras disponían de sendas tarjetas de memoria con 128 GB de capacidad y una de ellas podía ser visionada a través de control remoto.
Uno de los investigados, que cuenta con numerosos antecedentes policiales, fue detenido 'in fraganti' en el interior de la empresa cuando se disponía a cambiar la batería de una de las cámaras que se había apagado, llevando guantes de goma, capucha y una mascarilla.
El segundo de los implicados, según la Guardia Civil, era el encargado de visionar por control remoto las imágenes de una de las cámaras a través de su teléfono móvil.
La investigación determinó ambos ya habían establecido relaciones comerciales con las empresas proveedoras de los productos que utilizaba el denunciante para elaborar el cebo.
