viernes. 23.05.2025

Desde millennials hasta jubilados, El arte de cazar gangas de segunda mano

En estos tiempos modernos, la moda de comprar cosas de segunda mano no es solo cosa de hipsters con barbas espesas o amantes de lo vintage que se pasean por las calles con su aire de no haber comprado nada nuevo desde 1982.

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En estos tiempos modernos, la moda de comprar cosas de segunda mano no es solo cosa de hipsters con barbas espesas o amantes de lo vintage que se pasean por las calles con su aire de no haber comprado nada nuevo desde 1982. No, señoras y señores, esto se ha convertido en una verdadera revolución que alcanza desde el estudiante universitario hasta el jubilado que busca optimizar su pensión.

¡Oh, cómo han cambiado los tiempos! Recuerdo aquellos días en que entrar a una tienda de segunda mano era casi un acto de clandestinidad. Uno miraba a ambos lados antes de escabullirse entre las sombras del local, esperando no ser visto por algún conocido. Era el territorio de los "no tengo suficiente para algo nuevo", pero ahora, ¡es el reino del "encuentro tesoros a precios de ganga"!

Hablemos de estigma, ese que solía pegarse como chicle en el zapato. Ir a 'Nolotire' o cualquier otra tienda de artículos usados solía ser motivo de susurros y miradas compasivas. Pero ahora, entrar ahí es casi como llevar una medalla de honor. Es como si todos hubiéramos salido del armario del reciclaje y la reutilización, gritando a los cuatro vientos que sí, que nos encanta darle una segunda, tercera y hasta cuarta vida a las cosas.

¿Y por qué este cambio? Bueno, aparte del obvio atractivo del precio, que siempre es bienvenido en tiempos de inflación galopante, está ese delicioso sentido de originalidad y calidad. Una joven comentaba lo mucho que la ropa de segunda mano supera en calidad a la fast fashion de nuestros días. Y tiene razón. Esos jeans de los ochenta no solo han sobrevivido tres décadas; probablemente sobrevivan otras tres, mientras que los nuevos probablemente no pasen del año sin deshilacharse.

Y no nos olvidemos del ambiente, ese gran beneficiado de nuestra nueva obsesión por lo usado. Cada artículo reutilizado es un pequeño pero significativo triunfo sobre la montaña de desechos que amenaza con tragarnos vivos. Comprar usado ya no es solo una necesidad económica, sino un acto político, una declaración de independencia de la tiranía del consumo desenfrenado.

Además, con la creciente popularidad de las plataformas digitales para la compra-venta de artículos de segunda mano, nunca ha sido tan fácil hacerse con ese abrigo de piel sintética que viste en una película de los setenta o ese vinilo raro de los Beatles sin tener que rastrear cada tienda de discos en un radio de cien kilómetros.

Pero cuidado, porque incluso en esta utopía reciclada hay normas que seguir. La Unión Europea, siempre al acecho de la regulación, ha puesto sus ojos en nuestras transacciones. Ahora, si vendes más de 30 artículos o superas los 2000 euros en ventas anuales, prepara tu declaración de impuestos porque el tío de Hacienda quiere su parte.

Así que, ya sea por moda, economía o conciencia ecológica, lo cierto es que lo usado es definitivamente el nuevo "nuevo". Y a quienes todavía miran de reojo esta tendencia, les digo: pruébenlo, que no hay nada como sentir que has salvado un artículo del olvido, o mejor aún, de la incineradora. Porque al final del día, ¿qué puede ser más emocionante que eso?

Desde millennials hasta jubilados, El arte de cazar gangas de segunda mano