8 de mayo de 2014, 19:41
Alemania y Francia se han puesto de acuerdo para reformar el Tratado Schengen y suspender la libre circulación de personas en Europa, lo que implica retroceder.
Alemania y Francia se han puesto de acuerdo para reformar el Tratado Schengen y suspender la libre circulación de personas en Europa, lo que implica retroceder a los controles fronterizos levantados hace década y media. La excusa es el flujo de inmigración ilegal.
Aun siendo real este problema, el modo de resolverlo no es que cada país se blinde a sí mismo, sino que sea la UE la que proteja las fronteras y refuerce a aquellos países que, como España, padecen los inconvenientes de ser la puerta de Europa.