viernes. 07.02.2025

De acuerdo, por una vez

A estas alturas no descubro ninguna novedad si digo que en los seis años que lleva al frente del Ejecutivo el Gobierno de Pedro Sánchez no ha puesto en marcha prácticamente ninguna iniciativa que me ilusione.

jose-luis-vilanova-p

A estas alturas no descubro ninguna novedad si digo que en los seis años que lleva al frente del Ejecutivo el Gobierno de Pedro Sánchez no ha puesto en marcha prácticamente ninguna iniciativa que me ilusione. Muy al contrario, la mayoría de las medidas que se han tomado van en una dirección radicalmente opuesta a la que yo consideraría lógica, oportuna y necesaria.

Pero siempre tiene que haber una excepción, por imposible que a veces parezca. Y mira por donde, hace unas semanas desayuné con una de esas noticias que dices “vaya, por fin!”.

La noticia en cuestión decía, literalmente: “El Gobierno prohibirá contratar la luz por teléfono, salvo a iniciativa del consumidor”. Y añadía que “un reglamento en trámite impedirá la publicidad comercial y la contratación vía telefónica por parte de las empresas”. Non foi sen tempo!, exclamé de inmediato. Y me adentré voraz en el contenido de la información. Que el asunto del abuso en las contrataciones y la utilización de canales como el teléfono o el SMS por parte de las energéticas para contactar con sus clientes o posibles clientes, siempre ha sido una de mis teimas. En infinidad de ocasiones he reclamado pública y privadamente que se ponga fin a esas prácticas. Y por fin tenía la sensación de que mis plegarías habían sido, por una vez, atendidas.

En la propuesta de Reglamento General de Suministro y Contratación incluido en un real decreto que está actualmente en trámite de audiencia pública, el Ministerio para la Transición Ecológica establece “el final de la posibilidad de que los comercializadores puedan realizar publicidad y contratación del suministro vía telefónica, salvo que exista una petición expresa por parte del consumidor o la llamada sea originada por su propia iniciativa”. ¡Alabado sea Dios!

Ahora viene la segunda parte. Y es ahí dónde asoman mis temores. Primero que ese reglamento se apruebe –estoy seguro de que las comercializadoras moverán sus hilos, que son muchos y muy influyentes, para que no sea así-, y segundo, que una vez aprobado, se cumpla.

Bien sabemos que un hombre no es lo que es por lo que dice sino por lo que hace. Y la trayectoria y los antecedentes de Pedro Sánchez en este sentido no animan a ser optimista.

En cualquier caso, alabo la iniciativa y deseo que se cumpla. Es más, solicitó que aún vaya un paso más allá. Que no solo que prohíba las contrataciones vía telefónica de luz y de gas, sino que lo extienda también a las contrataciones de las propias compañías telefónicas.

Y puestos a pedir, que se prohíba también la comunicación de estas compañías con sus clientes a través de SMS (con el grave riesgo de que puedan ser fraudulentos que ello conlleva) y a través de correos electrónicos a los que el cliente no puede responder. Solo así nos liberaríamos de una indefensión mayúscula como la que constantemente estamos padeciendo.

De acuerdo, por una vez