Seguramente, la palabra que más veces he escrito en los mas de diez años que llevo asomándome a esta sección, es “igualdad”. No en vano, su procura ha sido, y sigue siendo, una de mis referencias vitales. En muchas ocasiones he dejado claro que a mí todo me parece bien, siempre y cuando todos tengamos acceso a ello en las mismas condiciones. Y el caso de Muface no es una excepción. Puedo aceptar que exista una mutualidad que gestione las prestaciones sociales y la asistencia sanitaria, siempre y cuando todos nos pudiésemos acoger a ella. Siempre y cuando diese igual que fuésemos funcionarios, asalariados privados, autónomos o mediopensionistas. Pero me temo que no es el caso. Y a las pruebas me remito. Yo tengo una hija que es médico y que trabaja para la sanidad pública y, sin embargo, tengo que contratar y abonar varios seguros privados para ella y para mi familia. Ahí lo dejo.
En otro orden de cosas, me ha dolido sobremanera constatar de manera fehaciente en estos últimos días los comentarios que a lo largo de estas últimas semanas he ido dejando respecto a la pérdida de peso de España en la escena iberoamericana. La Unión Europea acaba de firmar con Mercosur un acuerdo comercial que abre la puerta a la mayor zona de libre comercio del mundo, con más de 700 millones de personas. El sentido común y la lógica nos dicen que España, dada su histórica vinculación y los muchos lazos que nos unen con los países de la región, debería haber sido protagonista en la tramitación y firma de este acuerdo. Pues va a ser que no. Que Pedro Sánchez y el Gobierno de España, ni estuvieron ni se les espera.
La foto en la que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, posa junto a lo presidentes de Argentina, Javier Milei; de Uruguay, Luis Lacalle Pou; de Brasil, Lula da Silva, y de Paraguay, Santiago Peña, supone todo un desprecio para los españoles que amamos aquella región. Para mí, es la foto de la vergüenza.
¿Cómo es posible que el presidente del Gobierno de España, país miembro de la UE e históricamente hermanado con los países iberoamericanos, en los que además residen cientos de miles de compatriotas, no esté en la firma de ese acuerdo? La respuesta está muy clara. Pedro Sánchez no está en esa foto por sectario.
Recordemos que Sánchez, que día sí y día también apela a su condición de presidente legítimo, no felicitó a Javier Milei cuando este, también de manera legítima, ganó las elecciones. Sin embargo, mira tú por dónde, sí que le escuché hace unos días felicitar a Donald Trump. Supongo que por razones estratégicas.
Pero es que si hay un lugar del planeta que para España sea estratégico, ese es Iberoamérica. Lo que ocurre es que, hartos de ninguneos y desplantes, los mandatarios de aquellos países ahora desprecian a este pobre diablo y lo excluyen de decisiones tan trascendentales como este acuerdo comercial.
España tiene que hacer valer de nuevo su papel preponderante con los países iberoamericanos. Tiene que volver a asumir la condición de puente entre las dos orillas del Atlántico. Pero mucho me temo que mientras nos gobierne Pedro Sánchez eso no va a ser posible. Confío en que quien le suceda retome la senda de estrechas relaciones con aquellos territorios y que no sea ya demasiado tarde.