Todos los que por desgracia hemos sufrido alguna vez en carne propia la hospitalización de familiares durante un periodo largo de tiempo, en el que además –por recomendación de los propios sanitarios- requerían de atención y de acompañamiento las 24 horas del día, sabemos que esa dolorosa situación, además de un enorme sufrimiento y un grandísimo esfuerzo personal, conlleva también un considerable desembolso económico.
Las personas que, por ejemplo, se tengan que desplazar hasta el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo desde Pontevedra o desde la comarca del Salnés, a mayores de tener que asumir el coste del combustible y de los peajes tienen que añadir el nada despreciable coste del parking del hospital. Algo inconcebible e injusto a todas luces. Si hablamos de que la sanidad tiene que ser pública y universal, cobrar por el estacionamiento en un hospital añade una barrera económica innecesaria para los pacientes y sus familias.
Máxime cuando estos parkings hospitalarios están gestionados por empresas privadas que solo buscan beneficios económicos, sin tener para nada en cuenta la particular y casi siempre penosa situación por la que pasan sus usuarios, que non están allí precisamente por gusto.
La situación se vuelve aún más injusta cuando compruebas que estos parkings se aprovechan de esas dolorosas circunstancias en las que llegan sus usuarios así como de la falta de alternativas gratuitas para imponer unas tarifas que suelen ser incluso más elevadas que las de los aparcamiento de la ciudad. Es decir, da la sensación de que con estas concesiones lo que se prioriza es el lucro sobre la necesidad social.
Es por ello que no puedo estar más de acuerdo con la campaña de recogida de firmas promovida por SOS Sanidade Pública de Pontevedra para que el nuevo parking del Hospital Montecelo sea gratuito. Yo incluso iría más lejos y haría extensiva esa iniciativa a todos los hospitales públicos de Galicia.
Ya hay comunidades, como Baleares, en las que en los parkings de los hospitales no se cobra o tienen un coste mínimo. Pues bien, si hay un lugar en el que esto debería ser así es Galicia. Nuestra dispersión territorial, que hace que a los centros hospitalarios lleguen pacientes desde los sitios más remotos, y las enormes deficiencias de la red de transportes públicos, que prácticamente imposibilita llegar al hospital en un tiempo razonable a no ser que vivas en su entorno, son razones que justifican más que de sobra el poner fin de una vez por todas a la sangría de los parkings hospitalarios.
Al parecer ya han sido más de un millar los pontevedreses que en unas pocas horas ya han firmado la solicitud promovida por SOS Sanidade Pública de Pontevedra. Y pocos me parecen. A mayores, también se van a realizar recogidas de firmas en Marín, Sanxenxo, O Salnés y Cerdedo-Cotobade.
Desde luego, van contar con la mía. Y espero que sean muchos los ciudadanos que se sumen a la iniciativa. Porque si ya de por sí pagar un parking siempre duele, pagarlo en un hospital además de doloroso, es indigno.