jueves. 23.01.2025

Tú, paga y calla

Tras los buenos propósitos y el espíritu navideño del artículo de la semana pasada, toca de nuevo enfrentarse a la realidad, hacer balance y otear el horizonte...

jose-luis-vilanova-p

Tras los buenos propósitos y el espíritu navideño del artículo de la semana pasada, toca de nuevo enfrentarse a la realidad, hacer balance y otear el horizonte. Y en ninguno de los tres casos, las perspectivas son halagüeñas. He de reconocer que, sin llegar al derrotismo, la sensación que estoy teniendo en estas últimas semanas es la de hastío. La de quien ya apenas puede confiar en lo que le digan o lo que le cuenten desde determinadas esferas. Sobre todo, desde la política.

Este 2024 que hoy se nos va ha sido un año de virulentos enfrentamientos y de una confrontación partidista como seguramente nunca habíamos visto. Y es algo que me preocupa, sobre todo por si toda esa tensión e irascibilidad da el salto –que ya empiezan a verse síntomas- a la sociedad civil.

Advierto un notable hartazgo social, que puede tomar dos direcciones: el pasotismo o la confrontación. Y no sé cuál es peor. Sea cual sea, no faltará quien diga que es lo que merecemos por tener la clase (o la falta de clase) política que tenemos.

Y es que nos engañan, o intentan engañarnos, a diario y con todo. Una de las cosas que más me enoja últimamente es el hecho de que constantemente nos están dictando e imponiendo normas que, después, quienes nos gobiernan no cumplen. El día que explicaron lo de predicar con el ejemplo, muchos de nuestros políticos y gobernantes no fueron a clase.

Solo así se entiende que Pedro Sánchez siga insistiendo en que España ha pasado página de la crisis y que todo está perfecto, cuando a su alrededor le asaltan múltiples casos de corrupción. Que las autonomías son estado pero en una parte de el no se emite el discurso del jefe del Estado O que su Gobierno ponga en marcha una ley contra los bulos. ¿Para qué? Si realmente quieren acabar con los bulos y con los trols lo tiene muy fácil y no hace falta ninguna ley especial: implanten el DNI digital. Verán como cuando todo el mundo tenga que estar identificado en sus redes sociales con su nombre y su apellido real se cuidarán mucho de emitir determinados juicios o de hacer determinados comentario.

Pero da igual, de lo que se trata es de vendernos humo y esconderse tras él. Como el BNG, que sigue dando la matraca con su supuesta hazaña de la rebaja de los peajes de la AP-9. Pero, ¿de qué rebaja nos hablan? ¿De esa que van a tener quienes hagan más de 20 viajes al mes? Hay que ver con qué poco se conforman algunos, porque rebajas para los más vulnerables, que son quienes más lo necesitan, no han conseguido ninguna.

En fin, que la dinámica es siempre la misma. Te impongo unas condiciones que yo después me las paso por el forro de mis razones. Y no se te ocurra criticarlas o ponerlas en duda. Tú, paga y calla.

Me gustaría que este 2025 que tenemos a las puertas nos traiga halo de esperanza, pero he de reconocer que hay que ser muy optimista para confiar en que eso ocurra. A mí, de momento, optimismo me sobra. Pero realismo también. Y en momentos como el actual, no siempre es fácil conjugarlos.

Tú, paga y calla