viernes. 29.03.2024

La libertad religiosa, fuente de justicia y civilización

A propósito del tema de la libertad, Benedicto XVI destacaba que “el fanatismo, el fundamentalismo, las prácticas contrarias a la dignidad humana, nunca se pueden justificar...

A propósito del tema de la libertad, Benedicto XVI destacaba que “el fanatismo, el fundamentalismo, las prácticas contrarias a la dignidad humana, nunca se pueden justificar y mucho menos si se realizan en nombre de la religión”. La profesión de una religión no se puede instrumentalizar ni imponer por la fuerza. Es necesario, entonces, que los Estados y las diferentes comunidades humanas no olviden nunca que la libertad religiosa es condición para la búsqueda de la verdad y que la verdad no se impone con la violencia sino por “la fuerza de la misma verdad”.

 

En este sentido, la religión es una fuerza positiva y promotora de la construcción de la sociedad civil y política. El entonces Santo Padre reflexionaba luego sobre la libertad religiosa como cuestión de justicia y de civilización y escribe que “el fundamentalismo y la hostilidad contra los creyentes comprometen la laicidad positiva de los Estados. La misma determinación con la que se condenan todas las formas de fanatismo y fundamentalismo religioso ha de animar la oposición a todas las formas de hostilidad contra la religión, que limitan el papel público de los creyentes en la vida civil y política.

 

No se ha de olvidar que el fundamentalismo religioso y el laicismo son formas extremas de rechazo del legítimo pluralismo y del principio de laicidad. En efecto, ambos absolutizan una visión reductiva y parcial de la persona humana, favoreciendo, en el primer caso, formas de integrismo religioso y, en el segundo, de racionalismo”. Palabras que están totalmente en línea con lo manifestado estos días el Papa Francisco en Oriente Medio (Tierra Santa para los cristianos).

La libertad religiosa, fuente de justicia y civilización