viernes. 19.04.2024

Los segundos que se creían primeros

Los gobiernos de coalición tienen demasiadas aristas y muchos agujeros, pero uno de los problemas esenciales de su transcurrir político es que resultan propicios para que los integrantes de ese gobierno -que pertenecen al partido minoritario o con menos fuerza dentro de la coalición y que simplemente están ahí porque entraban en el “paquete”- acaben creyéndose su propio sueño y piensen que son poderosos y hasta “mandones” en ese ejecutivo y se consideren vicepresidentes, ministros e incluso asesores.

 

Los gobiernos de coalición tienen demasiadas aristas y muchos agujeros, pero uno de los problemas esenciales de su transcurrir político es que resultan propicios para que los integrantes de ese gobierno -que pertenecen al partido minoritario o con menos fuerza dentro de la coalición y que simplemente están ahí porque entraban en el “paquete”- acaben creyéndose su propio sueño y piensen que son poderosos y hasta “mandones” en ese ejecutivo y se consideren vicepresidentes, ministros e incluso asesores.

 

Es lo que ha pasado -es un ejemplo- con Iglesias que se ha creído que era vicepresidente, con Montero que piensa que es ministra y hasta el propio Castells que parece convencido –a veces, sólo a veces- de que es ministro de Universidades.

 

Por otra parte Ciudadanos estaba mal enterrado, al menos en Madrid, y Aguado se veía a sí mismo como número dos del Gobierno de la Autonomía y, con demasiada frecuencia, asomaba los pies fuera del tiesto, hasta que Ayuso le ha sacado de su error y le ha demostrado dónde estaba el verdadero poder y la fuerza que él tenía realmente.

Los segundos que se creían primeros